En el cambio del siglo XIX al XX, se produjo en Madrid un cambio a una cultura urbana popular, a través de unas décadas renovadoras, donde España trató de acoplarse a las nuevas tendencias europeas. Fueron años dinámicos, donde la cultura, tanto literaria como popular, con sus espacios y tiempos para el ocio, crecieron al compás de las transformaciones políticas.
En política se fraguó más los cambios, ejemplo de ello, que entre 1871-1875 juró como rey Amadeo de Saboya, se instauró la I República, el generalPavía protagonizó un golpe de estado al irrumpir en cortes y fue nombrado rey Alfonso XII.
Tras un periodo de largas luchas sociales, la naciente industria, el urbanismo y las artes, iban a conocer un periodo de desarrollo. Los adelantos tecnológicos, como la luz eléctrica o el teléfono, coincidieron con una revolución de los transportes.
Décadas en las que se promovieron los teatros, se activo la vida cultural, como el Ateneo; se acogieron nuevos proyectos de reformas educativas, fomentados desde la Institución Libre de Enseñanza, especialmente con la creación de la Escuela Superior Ateneo, o con la Universidad Popular de Madrid en 1904.
Creció la prensa, particularmente la literaria. La cultura se vio favorecida con las primeras ediciones de libros a precios populares. En suma, Madrid, se convirtió en meta de muchos jóvenes, que frecuentaban las tertulias de los cafés como medio para darse a conocer y dearrollar nuevas inquietudes.
Sin embargo, Madrid fue una ciudad que cedió un espacio a los toros y cupletistas. Toros, teatro, política, sucesos, fueron llos temas de discusión preferidos. Lo mismo se hablaba del género chico, entonces en auge, que se comentaban en voz alta los artículos aparecidos en algunas de las 360 publicaciones existents en ese momento.
Los temas debatidos en las tabernas y en las diferentes sociedades, en los corrilos formados por paseos y jardines, eran diversos y cargados de la actualidad que les rodeaba. Ejemplos de ello fueron el enamoramiento del marajah de kapurtala por la Bella Dorita, una actriz de variedades, o la muerte del famoso elefante del zoológico del Retiro, Pizarro.
Mientras, se inauguraban edificios como el anco de España, la Bolsa, el Palacio de Bibliotecas y Museos, la Escuela de Minas o la Real Academia dela Lengua. Edificios que embellecieron el centro de Madrid.
Un hecho caractetístico, ya presente desde el siglo XVII fue la concentración en un barrio de la ciudad de la mayor parte de los espacios que tenían que ver con el mundo literario y político. Nos referimos al triángulo limitado por las calles Atocha, Jesús de Medinaceli, Carrera de San Jerónimo y la Plaza de Jacinto Benavente, que recibe indistintamente los nombres de barrio de los literatos, las Musas o del Parnaso.
Hasta los años 40 del siglo XX continuó la tradición, especialmente las tertulias y cafés literarios, concentrados en torno a la Plaza de Santa Ana, por su proximidad al Teatro Español. Estos encuentros informales entre gentes de letras, donde se habla de arte, política y literatura, estuvieron vinculados a acontecimientos históricos y políticos.
Desde el siglo XVIII, Nicolás Fernández de Moratín fundó la Fonda de San Sebastián, donde se concentraron las figuras del clasicismo bajo la inspiración de éste, Jovellanos, Cadalso, Iriarte, P de Ayala, siendo contertulisos esporádicos Zorrilla, Espronceda o Larra.
El liberalismo extendió la idea de hablar desde los salones nobiliarios al conjunto urbano. El debate político y la creación salieron a la calle.
El aumento de habitantes no cambió el carácter de los madrileños, que en las tertulias no preguntaban el origen ddel que estaba al lado, aunque sí se preocupaban por saber si era liberal o conservador, o era seguidor de 2Lagartijo" o "Frascuelo" en los toros, torero que con el Gallo triunfaban en la fieta nacional.
Los mismo se halaba del género chico de la frialdad con que la aristcracia madrileña había recibido a Amadeo de Saboya; los mismo se conspiraba con la vuelta delos Borbones, que se comentaba en voz alta las novelas o últimos artículos periodísticos publicados.
Los cafés fueron numerosos. Nombres como Pombo, Lorencini, Levante, Prado, Fontana de Oro, Molinero, La Nueva Montaña, Gato Negro, París, Alhambra, Fornos, Suizo, Lyon ...En un kilómetro alrededor de la Puerta del Sol se encontraban alrededor de 65 cafés.
Había cafés para todos los gustos, así el café de San Sebastián, de la Calle Atocha, acudían a reunirse médicos, como Ramon y Cajal. El Universal, en Alcalá, fue frecuentado por progresistas y republicanos. El café Iberia, en la Carrera de San Jerónimo, fue visitadda ppor progresistas como Madoz, Fernández de los Ríos o Sagasta. Los extranjeros se reunían en el café Alegrías, en la calle Atocha. De todos estos cafés sólo quedan el Universal, Central, Lyon y Gijón.
En el siglo XIX destacaron cafés como el Lorencini, San Sebastián, la Cruz de Malta y la Fontana de Oro, café que le dio nombre a la obra de Pérez Galdós y que aún existe en la calle Victoria, resultando ser verdaderos focos políticos, con influencia en la opinión del gobierno. También cabe señalar la importancia del café de Levante en la Puerta del Sol, decorado por el pintor Alenza, cliente habitual junto a Goya, com posteriores contertulios como Bolívar, Ruben Darío, Arniches o el torero Vicente Pastor.
Un ejemplo de contertulio fue Benito Pérez Galdós, madrileño adoptivo, que frecuentaba los cafés, asistía al Ateneo, recorría la ciudad y se interesaba por sus problemas políticos y sociales, definiéndose progresista y anticlerical.
En cuanto a los teatros, aparecieron nuevas salas en el centro de Madrid, uniéndose al Teatro Español, Circo Prise o el Novedades, sitios donde se representaron obras de Galdós, Lorca y Buero Vallejo, entre otros.
Aparecieron el Reina Victoria en la Carrera de San Jerónimo, el de la Princesa, hoy María Guerrero, Madri, Eldorado, Maravillas o el Lara, conocido como "La Bombonera". Competían con el Eslava o el Apolo.
Destacó el Teatro de la Comedia, en la calle del Príncipe, con obras de Galdós, Dicenta, Benavente o lo hermanos Quintero.
La diversidad de teatros hizo que se buscasen nuevos géneros. Se respetó el género clásico, que tuvo en actrices como María Guerrero y Margarita Xirgu, en los Teatros Princesa y Español, a sus más representativas figuras. Además de zarzuela, cultivaban repertorio lírico los teatros Circo y Romea, pero los teatros como Eslava o Apolo comenzaron a explotar las obras de un sólo acto.
El género lírico, en rivalidad con otros géneros musicales aparecidos, sem antenía con dificultades. Sólo el éxito de algunas obras hicieron que perdurara, como La Zarzuela, frete al teatro por horas o de género bufo o Variedades o las reales óperas.
Fueron obras como "El barberillo de Lavapies", La Marsellesa, El Diablo Cojuelo, El lucero del alba". La vida de la zarzuela era la muerte de la ópera.
Surgieron nuevas zarzuelas pero dirigidas cada vez más al género chico: Las Bodas de Luis Alonso, La reina Mora, el Puñao de rosas, La Alegría de la Huerta, Cadiz o Gran Vía. Los nombres de músicos com Bretón, Chapi, Serrano, Chueca o Valverde, y Arniches como letristas sonaban mucho.
El teatro y la zarzuela resultaba muy costosos paralos sectores populares. Los empresarios buscaron nuevas soluciones para captar al gran público, nacindo de esta manera el género chico o teatros de funciones por hora.
El Teatro por horas tuvo su cuna en Variedades, con la reposición de todas las zarzuelas de éxito: el grumete, una vieja, Los dos ciegos, el loco de la guardilla, en las astas del toro ... El público popular se volcó con este género, visitando sobre todo el slava, Variedades, y su catedral el Apolo.
En 1894 se estrenó la Verbena de la Paloma, con letra de Ricardo de la Vega, saineite lírico que compuso en sus orígenes Chapi.
En 1897 se estrenó La Revoltosa, en el Apolo y ahí fue donde se plasmó el veradero Madrid Llano: se creo MariPepa, prototipo de mujer joven chulapa de Madrid.
La expansión del género chico alcanzó su mayor auge en la última década delsiglo XIXI, entrando en decadencia. Ganaban adeptos otras fórmulas nuevas como varetes, cuplés. Cadenas construyó en la Carrera de San Jerónimo el Teatro de la Victoria. Allí contó con un numero de bellezas como Julia Fons, Consuelo Torres, o La Bella Riseta.
De la misma forma se difunddió el género bufo, donde se contaban chistes pícaros y sus artistas ban ligeras de ropa. Encabezaban este plantel Raquel Meller, , La Goya, La Criolla, con canciones pronto tarareadas por todos y que produjo mucho rechazo en la sociedad burguesa, al punto de que el gobernador civil llegó a ordenar el cierre de estos locales, auqnue lso empresarios siempre se las ingeniaron para buscar otras alternativas.
El género ínfimo presentaa sus letrillas con aire picante, para eevar a categoría e mitos eróticos a estas cupletistas. Eran consideradas la imagen del diablo en el Madrid secular, por sus medias de red o sus corsés apretados.
Se llenaban los teatros conl os cuplés, artistas como Raquel Meller triunfaban con obras como La Violetera, o el Relicario, Mientras Pastora Imperio o Amalia Medina, difundían el arte andaluz con las coplas.
Años más tarde destacó Celia Gámez y su obra Las Leandras. Gracias a su arte, sus números como "Pichi" o "Nardos" se hicieron muy populares.
Otro de los focos de atención fueron los toros. Los madrileños fueron muy aficionados a los toros. Cerca se encontraban los campos de Colmenar Viejo y Aranjuez, conlos temibles toros del Jarama y la famosa ganadería de El Escorial. Sobresalían toreros como Lagartijo, Frascuelo, Gallo, Mazzantini o el Pastor.
Surgió así un nuevo tipo de espectador, tras pasar la etapa de miedo de la guerrra civil: el pollo, que acudía a la plaza con atildados ternos de color claro,sombrero cordobés, y al hombro, el estuche de gemelos.El público se retraía cuando no había personalidades.
Decir que fue un espectáculo que concentró a todas las clases sociales madrleñas: desde los ricos aristócratas y burgueses, al puebllo llano, pasando por analfabetos.
Se celebraban corridas excepcionales con motivo de celebraciones únicas: Se dieron 3 con las Bodas reales de Alfonso XII, que fueron dos, y Alfonso XIII, en 1906. A ela asiistieron los principales herederos a tronos europeos.
También hubo festejos a beneficio de damnificados como las inundaciones de Murcia en 1884, las víctimas del crucero Reina Regente, para la restauración de los frescos de Goya, o con motivo del incendio del Teatro Novedades.
Hoy podemos establecer y recordar las principales etapas taurinas:
- La competencia entre Lagartijo y Frascuelo, hasta 1890
- El paso arrolador en la fiesta de Guerrita a fiales de siglo
- En el siglo XX, la competencia del Bombita y Machaquito, el Pastor con el Gallo.
- La edad de oro del toreo con Joselito o Belmonte.
- Al morir Joselito, aparecieron personajes en lesta edad de plata como Sanchez Mejías, Marcial Lalanda, Granero, Chicuelo ...
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