Lienzo pintado para la capilla de los Capuchinos de San Antonio del Prado, en la Capilla de Medinaceli, de Madrid. Al destruirse el palacio, en 1890, el cuadro pasó a manos de la viuda de Medinaceli.
Goya, que había estudiado en las Escuelas Pías de Zaragoza, siguiendo los criterios de San José de Calasanz, su fundador, fijó el culto a María a un segundo plano, preparando un colorido boceto que mstraba en el remate la figura de Dios Padre, rodado de Ángeles y bajo el mando del Espíritu Santo, que por meio de un rayo de luz transmitía el divino mensaje a la Virgen prosternada ante un ángel. Luego cambió la idea y en el cuadro que e analiza, elimina toda la parte superior, manteniendo la paloma del Espiritu Santo, que por medio de un rayo de luz deciende de las alturas.
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