viernes, 26 de noviembre de 2010

RETRATO DE LA MARQUESA DE VILLAFRANCA

María Tomasa de Palafox (1780-1835) perteneció a una importante y acaudalada familia aristocrática, los Montijo, del linaje de Palafox, de raigambre aragonesa. Recibió una gran educación, inusual de la época, dirigida por su madre María Francisca de Sales Portocarrero, condesa de Montijo, presidenta de la Junta de Damas de la Real Sociedad Económica Matritense, admiradora e Goya, ilustrada, reformadora e las cárceles de mujers y sus reclusas, casada en segundas nupcias con Estanislao de Lugo, director desde 1793 de los Reales Estudios de San Isidro, uno delos centros de enseñanza más importantes. 

Casada con Francisco Borja Álvarez de Toledo, marqués de Villafranca y Duque e Medina Sidonia, en 1798, por su matrimoino era cuñada de la duquesa de Alba. Eso influyó ara que Gota retratase a la marquesa consorte. 

Goya ejecuta a la modelo de forma teatral: sentada sobre un sillón tapizao de forma de damasco ocre, mientras apoya sus pes sobre un cojín, a modo de escabel. L amarquesa parece concentrada mirando a su esposo Francisco, cuyo busto vestido de militar apaece pintado en el lienzoo a la derecha de la dama. Meia entre el cuaro y la dama diestra que empuña un pincel grueso, una mesa auxiliar sobre la que apoya una paleta oval con aceitera y en la que se lee el nombre del autor.

La escena se produce en un interior sn decorar, donde sobre un fondo pardo sobresale el retrato del marido en un caballete, y la figua sedente de la esposa, eleganteente vestida con un traje talar vaporoso de gasa blanca ceñido sobre el pecho, con amplio escote y mangas a modo imperial.
El pelo negro está recogido, aunque deja caer varios rizos, y sobre su coronilla, un pasaor o diadema dorada

RETRATO DE JOAQUINA CANDADO RICARTE

Esta dama se identifica como la zaragonzana Joaquina Candado, hija del militar Joaquín Candao, afincado en la Parroquia de San Felipe, en la calle de los Gigantes en bocacalle del Coso, gran arteria de la ciudad de Zaragoza en esos años. Muerto Joaquín en 1787, la viuda, Josefa Ricarte, de ascendencia levantina, pudo emigrar a la ciudad de Valencia, donde aparecerá este lienzo, donado por la Candado a la Academia en 1819.

El retrato, de cuerpo entero, nuestra a la modelo ricamente ataviada, lo que enota la desahogada posición económica de la que gozaba. Viste un traje negro de gasa de forma imperial, tocada con una vaporosa mantilla negra.

Lleva sus manos y antebrazos enfundados en unos largos guantes de gamuza, en cuya izquierda empuña un abanico marfil de pie corto o inglés, y calzada con zapatos de punta de seda. 
Para postre un perrito faldero que le da más posición social

RETRATO CONDESA DE FERNAN NUÑEZ

Pareja del anterior, esta dama es María Vicenta de Solís Vignancourt Lasso de la Vega, duquesa de Montellano y del Arco, hija del V Duque de Montellano, teniente general del ejército y casado con la Marquesa de Anta. 
Nació en 1780, y sindo muy joven, se casó con el Duque de Montellanos en 1798, naciendo de este matrimonio dos hijas, Casilda, que murió siendo niña, y Francisc, que se casaría con el conde de Cervellón.

Poco feliz fue la duquesa en su matrimonio, ya que su amor fue poco correspondido por su esposo, el cual la abandonó pro el que realmente fue el verdadero amor de su vida, Fernanda Firtz- James Stuart.  
Muy joven enviudó la desdichada duquesa en 1882 y se casó en segundas nupcias con Filiberto Jose Mahy, con quien no tuvo hijos, siendo su hija Francisca Fernan Núñez, la única heredera de todos sus bienes.


Como su marido, ella fue retratada al aire libre, en un pasaje de suave vegetación y aires velazqueños. Se recorta su figura teniendo como fondo un robusto árbol cuyo tronco inclinado dibuja una diagonal y da profundidad a la figura. 
La condesa está sentada sobre un saliente rocoso, lo cual hace que su postura no sea muy afortunada, y resulte un poco forzada, tanto por sus piernas como por la disposición de sus pies casi en ángulo recto. Seguramentge quiso darle una inta de espontaneidad y simpatía, en la expresión de su rostro. Pese a la psotura, luce un hermoso vestido negro ribeteado de cintas doradas y tornasoleado en rojo. EL cuerpo es en ocre con adornos de puntillas más claros, al igual que las mangas largas qu cubren sus brazos. 


Sobre el  pecho,sostenido por una gruesa cadena dorada, pende un medallón  rectangular que nos muestra un retrato masculino de perfil. La cabeza erguida y altanera, porta un bonito tocado rojo y negro con adornos orados que sosienen una leve mantilla negra que cubre sus hombros  y cae sobre su torso, cayendo hacia el lado donde se sienta la uquesa.


Delicadas y finas son las íneas que definen su joven y hermoso rostro, con orejas que portan unos áureos pendientes. El cabello castaño y hermoso engloban unos cabellos rizados, con suaves empastes y moladuras sonrosadas que dan calidez a la piel.


SU mano derecha sostiene un abanico que apoya en su regazo, mientras que la izquierda se esconde en su cadera en un gesto desafiante, en consonancia con los aires románticos de sus ropajes. 



RETRATO CONDE DE FERNAN NUÑEZ

Es unno de los retratos más espectaculares hechos por Goya. El personaje representado es Carlos Gutiérrez de los Ríos y Sotomayor, nacido en Lisboa el 3 de enero de 1779, hijo del VI Conde de Fernán Núñez, Carlos, y de María de la Esclavitud Sarmiento de Sotomayor. 
Murió a los 43 años de edad a ausa de la caída de un caballo, deando tras de sí una compleja biografía.

Muy joven se casó con María Vicenta Solís Vignancourt Lasso de la Vega, duquesa de Montellanos. Al parecer, este matrimonio fue muy infortunado y sus relaciones bastante difíciles, abandonando el conde a su esposa para irse a ocupar la embajada de Londres. 
Hijo de embajador, desempeñó cargos diplomáticos como tal en asuntos como el Congreso de Viena, de París y de Londres.

Muy amante del lujo, demostró ucha admiración por la pompa. Su gran habilidad diplomática le granjeó la simpatía de Fernando VII, que lo convirtió en duque del mismo.

El carácter alegre y simpático del noble, lo capta Goya, haciendo en este retrato destacar la elegancia, el estilo y el porte garboso del conde, imprimiéndole la gracia de un personaje popular. 
Lo sitúa ante un paisaje abierto en vegetación baa y lumnosos celajes, que hacen destacar la rotunda y erguida figura del personaje, que con una postura un tanto napoleónica y desafiante,apoya con fuerza los pies sobre el suelo, casi en ángulo recto. 
El pintor deja ver por la amplia abertura de la capa que lleva una pierna fuerte, robusta y bien modelada, que enfunda el calzón cremoso, y sirve de contrapunto a los tonos negros de la punta de sus botas.
La mano recoge el esbozo de forma altiva, del cual surge un trozo de camisa y la elegante corbata blanca y sedosa que envuelve su cuello hasta la misma camisa. 
La cabeza es altiva y lleva un sombrero negro con aires. 
Bajo el tocado sobresalen los rizos de su cabellera y las largas patillas que enmarcan el rostro racial y de corte aristocrático del conde.


Son finas las líneas que dibujan la boca, la nariz y los ojos, que, bajo las pobladas cejas, confieren al rostro cierto encanto y aire viril. 
Representa la juventud y airosidad e la personalidad de este conde de 24 años, pareja del cuadro de su esposa.



LA MAJA VESTIDA

Respecto a la desnuda, su técnica es más abocetada, libre y avanzada.La vibración de color, la delicadeza de sus ropas y la manera de acusar el cuerpo bajo las telas, la hace más incitante. Los transparentes volantes de los almohadones, el breve bolero amarillo o la faja rosada, son dignos de mención en la gama cromática.

No se trata de una maja popular en términos críticos, si se compara atuendo y figura con otros anteriores, pero la indumentaria la hace estar de camino entre la damas principales y las clases menores de dinero, pero con mucha dignidad.

En cuanto a las inspiracione hay varias opinioes, desde la Venus de Velázquez a las figuras femeninas desnudas de Tiziano.
Señalar que ste desnudo impuso un nuevo estilo: una imagen femenina retadora, sin recato, en una especie de exhibición, con los brazos sobre la cabeza y postura relajada

LA MAJA DESNUDA

La primera mención que se tiene de esta obra es de 1800 por el académico Pedro González Segura, que la menciona en la colección privada de Godoy. En 1808, con el Motín de Aranjuez y la abdicación de Carlos IV, el nuevo rey Fernando VII ordenó secuestrar las propiedades del valido. 
La sucesiva invasión francesa impidió realizar el inventario de los bienes y todo permaneció depositado en el "almacén de cristal" de la Real Academia de San Fernando en Madrid.
Restablecida la Inquisición por el monarca, aquella confiscó el cuadro que seguramente estuvo en manos del Santo Oficio, hasta su definitiva desaparición. 
De nuevo fue llevado a la academa y colocado en una sala oscura, cerrada al público hasta finales del siglo XIX, ingresando en el Prado en 1901 y apareciendo en sus catálogos hacia 1910.


Las famosas "majas" de Goya son obras míticas y polémicas, tanto por la fecha de su ralización y la figura que representa, como por su propietario, el destino que tuvieron y las críticas que suscitaron. Se han relaconado tradicionalmente con la Duquesa de Alba, aspecto muy discutido. En efecto, ni el rostro del personaje, ni la actitud ni las fechas podían concordar, pero el enigma se mantendrá en tanto no aparezca una prueba fehaciente a favor o en contra de los orígenes de su creación.


En ambos cuadros sorprende la extraña forma de la cabeza, que parece un maniquí, inexpresiva y pegada de maneta ilógica al cuerpo, con el que no parece que tiene mucho que ver. 


La fecha de realización se ubica en torno a 1798-1800. La técnica empleada recuerda obras de Goya de 1795; en cambio, la vestida, parece posterior a 1800.
¿Acaso se hizo la segunda para ocultar la primera obra?
Tal vez se trate de una representación de la popular Pepita Tudó, amante del valido con quien mantuvo peculiares relaciones, que llevaron a la dama a ennoblecerse años después: en 1807 recibió el condado de Castillofiel y contrajo matrimonio con Godoy en 1829, a la muerte de la condesa de Chinchón, esposa de éste.


Una cuestión que no se descarta es que Goya utilizó el boceto del cuerpo desnudo de la duquesa para hacer otros desnudos, muy lejos de la belleza ideal que en esos tiempos le gustaba a la aristocracia: tipo fino y elegante, huesos señalados, cintura fina y senos sugerentes.


Curiosamente, Goya fue convocado por la Cámara Secreta de la Inquisición de Madrid para reconocer ambas obras, declarar si eran suyas, indicar el motivo de su creación y por quién.

martes, 9 de noviembre de 2010

RETRATO GASPAR DE JOVELLANOS

Este lienzo se dispuso por orden testamentaria del retratado a Arias Saavedra, pasando por varias generaciones, hasta que uno de ellos ecidió donarlo al Prado, quien lo rezhazó por considerar tener obras más importantes e este autor con lo que acabó en una casa de antigüedades, pasando a la colección de los duques de Torres, pasando a la vizcondesa de Irueste y adquirido por el Ministerio de Educación en 1974, destinándolo al Prado.

Culmina el retrato intelectual goyesco, simbólico y amistoso, digno y elegante, refinado y sincero. La espléndida figura del escritor, político y juristas, cuyas indeas tanto influyeron en Goya, resuelta con una gran gama cromática, , revela profunda reocupación y honda psicología que el artista sabía reflejar en sus modelos.

Es uno de los retrato más enigmáticos de Goya, pues no sabemos quién es la mujer retratada, caso excepcional del artista, pues las modelos que posaban siempre dejaban su nombre inscrito en el cuadro. S convierte en la Gioconda Goyesca, por su sonrisa enigmática, sus manos cruzadas y su juventud.

 

RETRATO DEL DUQUE DE ALBA

Este importante retrato de finales del siglo XVIII y ejemplo de una manera de elegancia aristocrática superior, reflejo de las minorías cultas de la Ilustración, pasó a la familia de los Marqueses de Villafranca al fallecer el retratado sin hijos. Fue legado al Prado por Alonso Álvarez de Toledo, Conde de Niebla, aún cuando su viuda lo tuvo en usufructo hasta su muerte en 1926..

Representa a José Álvarez de Toledo y Gonzaga, hijo primogénito de los marqueses de Villafranca, cuyo título obstentó; no obstante, es más conocido por su título de uque de Alba al casarse con María del Pilar Teresa Cayetana de Silva, XIII Duquesa de Alba de Tormes, con la que contrajo matrimonio a la edad de 19 años, contando ella sólo con 13 años.


El matrimonio se hizo por un arreglo de las familias a fin de que la Casa de Alba recuperase el apellido tradicional de la misma, pues el efigiado era descendiente directo del II Duque de Alba, y la vez, los Villafranca emparejaban con uno de los linajes más ricos de España.


La figura, apacible, de severo porte pero sin llegar a ser austera, revela las simpatías del pintor por el modelo. La mancha clara detrás de la figura resalta al autor, así como los contrastes crmáticos. El atuendo es característico del a época, aunque se capte algo de sobriedad del viajero que ha ido a otras tierras, adoptando cosas hispanas, más decorativas y coloristas.


La relación de Goya con la Casa de Alba se consolidó tras su enfermedad en 1793 y puede que esta amistad se fomentase por el parentesco entre el duque y el Conde de Altamira, a quien el maestro aragones retrató para el Banco de San Carlos, y luego a toda su familia.


Aunque el retrato no está fechado, se supone que se empareja por fechas con el de la duquesa, con su perrito a sus pies, que hoy se guarda en el Palacio de Liria, lo cual sitúa la ejecución del cuadro un año antes de morir el modelo. éste que vivió varios años, desde 1791 en Inglaterra, deseaba una imagen conforma a sus gustos internacionales, le dieron el aire de dandy buscado.


Advertimos la inclinación del duque hacia las artes  que el gesto y los elementos, como partituras, el violín o el piano, desvelan los gustos tan opuestos a los e su esposa, más populares,

Fue un hombre frío consecuente y muy religioso.




lunes, 8 de noviembre de 2010

Al morir Carlos III, los nuevos reyes, Carlos IV y su esposa, cambiaro su residencia de El Pardo por el palacio del interior del Monasterio de El Escorial. En consecuencia, los proyectos decoratios para el primero se suspendieron, pero la Manufactura de Tapices continuó su trabajo.

Ante el deseo del rey de representar en tapiz las costumbres populares, Goya recibió su último encargo para los tapices, siendo ya pintor famoso de Cámara, pero se esmeró mucho para estos tapices que irían en el despacho real. Pero su viaje a Andalucía y la posterior enfermeda que le dejó sordo , le impidieron seguir y jamás se culminó el plan original.

En este boceto aparecen 3 muchachas, de las cuales dos llevan cántaros en la cabeza y en las manos y otra llena los recipientes en la fuente. Las mozas vsten bellos trajes coloridos, con joyas populares al cuello. Globalmente, vemos un espíritu aldeano.

sábado, 6 de noviembre de 2010

RETRATO MARIA LUISA DE PARMA

El origen del cuadro es el mismo que el de su esposo.

La reina se representa a la edad de 37 años, vestida de protocolo con traje de ceremonia que sigue la moda francesa. El vestido se ajusta al cuerpo por un corpiño puntiagudo en el talle, falda de poco vuelo, in ahuecar con miriñaques o armaduras, pronunciado escote levemente cubierto por una mantilla llena de transparencias y veladuras. Mangas ceñidas que cubren sólo el antebrazo rematado en el codo con finos encajes. 
El peinado se mantiene voluminoso, pero ya sin empolvar, y lo más lllamativo,el exagerado tocado denominado escofieta, en la ue a modo de cofia se mezclan puntillas, cintas, lazos y plumas, y cuyas calidades destacan sobre un fondo negro.

En el pecho lleva la medalla con la Cruz de oro de la Orden Imperial de la Cruz Estrellada, condecoración dada por el Imperio Sacro Germano. En la  mano derecha sostiene un abanico cerrado, habitual en sus retratos, y la izquierda cae lánguidamente. Posiblemente sea lo peor del retrato, denotando falta de naturalidad, pero aparece en casi todas sus representaciones.
Al fondo, el cortinaje verde, ocultando el mueble que sistiene los atributos reales: la corona y el manto de armiño.

En cuanto al rostro, Goya plasma algo más que su semblante, su temperamento. Lo consigue reproduciendo su penetrante mirada ue conjuga con una insinuada sonrisa que más que simpática, es segura.Resulta el retrato de una mujer astuta y dominadora, y por las referencias de la duquesa de Abrantes, sin sentido del ridículo en cuanto al gusto por vestir. 

Lo que queda claro es que no gozó de la simpatía del pintor.

 

RETRATO REY CARLOS IV DE BORBON

Este cuadro ingresó en el Museo del Prado en 1911, procedente del Ministerio de Hacienda. Luego pasó al Museo de San Telmo, en San Sebastián en 1925, donde permanecií hasta 1961, y luego al Museo de Bellas Artes de Zaragoza.

Carlos IV, hijo de Carlos III y María Josefa Amalia de Sajonia, nació en Portici, Italia, el 12 de noviembre de 1748, cuando su padre era rey e Nápoles. Se casó con su prima María Luisa de Parma en 1765. Sucedió al trono a su padre en 1788 y fue proclamado rey de España. Destronado por su hijo Fernando VII en 1808, fue desterrado a Nápoles, muriendo en el exilio en 1819. 
Al subir al trono Carlos IV y su esposa María Luisa, se le encargó a Goya los retratos de ambos, siendo los primeros que hacía para la familia. Desde entonces se le nombró pintor oficial de Cámara. 

El rey se presenta con la edad de 40 años, en sus primeros momentos de reinado. Se sitúa en el centro del cuadro, mirando al espectador y arrimado a una mesa donde destacan elementos símbolos reales. Viste casaca forrada de raso blanco con chaleco y pantalón azul, todo terciopelo, y gorguera blanca, siguiendo la moda francesa del momento. Destacan ricos bordados en plata y puños de encaje. 
Luce sobre el pecho la nsignia del Toisón de Oro, y la banda roja de esta orden. En la solapa la de la Inmaculada de Oro de Carlos III y su corespondiente banda blanca y azul, y asomada por debajo, la de Saint-Esprit.

La cabeza, con peluca enpolvada, resalta en fondo oscuro. El rostro refleja un aire ausente u bonachón, carente de fuerza y expresividad, que responde al carácter débil y melancólico del monarca.

RETRATO DE LOS DUQUES DE OSUNA E HIJOS

Cuando la familia Osuna se arruinó definitivamente y hubo que subastar todos sus bienes en 1896, este lienzo fue puesto en venta. Antes de que la subasta se pusiese en marcha, pudo ser retirado por los organizadores y ofrecido al Ministerio de Fomento, quien lo aceptó destinándolo al Museo de El Prado.

Goya muestra un agradable grupo familiar, de 1788, en el que estudia los caracteres personales de los padres y no desdeña a los niños en absoluto, cuyas expresiones infantiles capta a la perfección según la edad.

La composición piramidal integra a las figuras en un conjunto coherente y centra la atención sobre ellos, al prescindir de los objetos propios de su estancia y recortar los personajes sobre un fondo neutro. 
Los ojos se destacan fuertemente frente a rostros de rasgos abocetados. 

Goya, que fue protegido por la familia Alba y Osuna, trata a sus protectores con simpatía y familiaridad, sin excluir la penetración que se adquiere en el rostro de la duquesa, culta y atractiva, inteligente y refinada, aunque no hermosa. Domina la paleta fría de escala de gris plateados.

Los rotagonistas son Pedro Téllez de Girón, 9º duque de Osuna, y Josefa Alonso Pimentel, condesa-duquesa de Benavente, 3 años mayor que él. Contrajo matrimonio en 1774, del que nacieron varios hijos y sobrevivieron 4 que aparecen aquí: a la derecha, Francisco de Borja que sucedería a su padre en el título, Pedro de Alcántara, príncipe de Anglona y segundo director del Museo del Prado. Junto a su madre, Joaquina, futura Marquesa de Santa Cruz, y la primogénita Josefa Manuela, que da la man a su padre y llegará a ser duquesa del Infantado.

Cuando le encargaron este cuadro en 1778, el pintor mantenía ya una estrecha relación de amistad con la failia de 3 años. Asiduos a este pintor, les pintó retratos de ambos por separado, luego se le encargó una serie de paisajes para la casa de Alameda en tapiz.

La rlación de los Osuna con el artista se prolongó hasta el siglo XIX, ya que dos de los niños fueron retratados como adultos: en 1805 data el retrato de Joaquina, marquesa de Santa Cruz, y en 1816 a los dos hermanosdécimo duque de Osuna y su hermana duquesa de Abrantes, nacida tras este lienzo.

LA ANUNCIACION

  
Lienzo pintado para la capilla de los Capuchinos de San Antonio del Prado, en la Capilla de Medinaceli, de Madrid. Al destruirse el palacio, en 1890, el cuadro pasó a manos de la viuda de Medinaceli.

Goya, que había estudiado en las Escuelas Pías de Zaragoza, siguiendo los criterios de San José de Calasanz, su fundador, fijó el culto a María a un segundo plano, preparando un colorido boceto que mstraba en el remate la figura de Dios Padre, rodado de Ángeles y bajo el mando del Espíritu Santo, que por meio de un rayo de luz transmitía el divino mensaje a la Virgen prosternada ante un ángel. Luego cambió la idea y en el cuadro que e analiza, elimina toda la parte superior, manteniendo la paloma del Espiritu Santo, que por medio de un rayo de luz deciende de las alturas. 

RETRATO DE DON LUIS DE BORBON

Hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, fue un hombre interesado en la caza y en la cultura, y se piensa que fue uno de los primeros que confió realmente en Goya.
Recibió una esmerada educación, heredó el gusto por las artes plásticas dde su madre y le encaminaron al camino eclesiástico, algo a lo que él renunció por no tener vocación.

Pudo haber sido rey a la muerte de su hermanastro Fernando VI sin sucesión, pero s u hermano Carlos, abandonó el reino de Nápoles y ocupó el trono en nombre de Carlos III. Pese a su poder, este rey mantuvo siempre alejado de la corte a Luis, e incluso le condenó a un alejamiento oficial por cuestiones morales que afectaron a varios pintores, ente ellos Goya, enviados al exilio a Puerto Rico.

Además, Don Luís se casó con una dama zaragozana, María Teresa, la cual n siendo ella del rango digno de unión matrimonial con un miembro de la casa real, dio oportunidad a Carlos III para mantenerlos más alejados, priero en Velada, luego en Cadalso de los Vidrios, y desde 1779 en Arenas de San Pedro, Ávila, donde el matrimonio se sstableció sin posibilidad de visitar la corte ni los Sitios Reales.
 Fueron padres de la futura Condesa de Chinchón y duquesa de San Fernando, así como la Infanta María Luisa y y el cardenal arzobispo de Toledo.

El lienzo, un boceto como el de su esposa para un gran cuadro, tiene un aire y rostro cansao, con algo de amargura. Viste una casaca en la ue se destaca un cuello blanco, con chorreras de encaje y hebillas doradas. Sobre el pecho lleva la banda azul con ribetes blancos de la Oren de Carlos III y debajo la roja de Toisón de Oro. 
El perfil del rostro, su peluca blanqueada y la advertencia escasa el lazo negro de su coletilla. 

RETRATO DE MARIA TERESA DE VILLABRIGA

Doña María Teresa de Vallabrigas y Rozas, la infanta, nació en Zaragoza en 1759, muriendo en esa misma ciudad en 1820. Era hija de un coronel voluntario del ejército a caballo, y de la Condesa viuda de Torresecas.
Quedó huérfana en 1773, trasladándose a vivir a casa de su tía , la Marquesa de San Leonardo. Conoció alí al infante Don Luis de Borbón, con el cual contraerá matrimonio morganático, el 27 de junio de 1776: tenía el infante unos 49 años, u ella estaba a punto de cumplir 17.

El Infante Don Luis era hijo de Felipe V y de Isabel de Farnesio. Estuvo bien educado, y como su mare, se sintió atraído por las letras y las bellas artes. Destinado desde la infancia a la carrera eclesiástica, a los 8 años es promovido a las dignidades del Arzobispado de Toledo y Sevilla, recibiendo más tarde el capelo cardenalicio. Pero, crente de vocación, abandonó sus prebendas eclesiásticas, ante el enfado de toda su familia y la religiosa. 
A partir de este momento, el Infante vivirá apartado de la Corte de Madrid, e instalará la suya, mu pequeña, en las inmediaciones de Arenas de San Pedro, en la provincia de Ávila, donde ivirá rodeado de músicos y pintores que trabajarán para él.

Parece ser ue fue Ventura González, el mism que hizo el Pilar, quien llevó a Goya a conocer al infante, con el que al parecer mantuvo relaciones cordiales. En esta pequeña corte tuvo sus primeros éxitos, y donde jugó un papel muy importante la esposa del Infante, María Teresa. 
Fue invitado a la corte de Arenas de San Pedro en 1783, y en ese tiempo realizó varios retratos al matrimonio y a sus hijos, entre los que se encontraba la futura Condesa de Chinchón, mujer que sería de Godoy, a la cual volvería a retratar, logrando ese bello retrato de la Condesa de Chinchón. 


Goya recuerda con agrado su estancia en Arenas de San Pedro. Comunica que la infanta le ha regalado a su esposa una bata de plata y oro que vale treina mil reales, además de contarle sus salidas a cazar con el infante.


Este retrato es un boceto para el gran cuadro La Familia del Infante Don Luis. Este cuadrito forma pareja con el retrato de su esposo.
Las dos figuras aparecen de perfil, recortándose con rigidez en un fondo oscuro. El cabello se trata a base de pinceladas sueltas, con suaves transparencias doradas, un sencillo peinado hacia atrás, con un moño recogido y sujeto con una cinta azul, nos muestra una pequela frente despejada, un cuello largo y elegante y una oreja bonita.
Las facciones son finas y delicadas: Goya plasma a la chica como una joven morena y bella, modelando su rostro aún dentro de su aparente sencillez. Esta falta e artificios le da al retrato un aire fresco.
Un sencillo peniado en tonos suaves y transparentados cubre sus hombros, ayudando a potenciar esa imagen sencilla, doméstica, tierna, pero no exenta e elegancia. 


A la muerte de su esposo en 1785, la infanta fue separada de sus hijos, Carlos III se mostró implacable con ella, si bien le permitió usar el título de Marquesa de Chinchón. Vuelve a Zaragoza en 1792 y se instala en la casa palacio reacentista de los Zaporta, pasando a llamarse desde entonces Casa de la Infanta. 
Volvió a la corte en  1802, trayendo con ella a su hija menor la Infanta María Luisa.
En Zaragoza vivió los prieros momentos de la Guerra de la Independencia, pasando el resto de la misma en Mallorca. Regresó a Zaragoza en 1814, viviendo allí hasta morir en 1820, siendo enterrada en la Cripta de la Basílica del Pilar.


EL QUITASOL

A mediados del siglo pasado, este tapiz cartón fue trasladado a la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara al Palacio Real de Madrid, donde permaneció en los sótanos del oficio de tapicería. Ingresó junto con muchos más en el Museo del Prado en 1876.

Se considera una de las obras goyescas más conocidas internacionalmente. Pertenece a la serie concebida para ecorar el comedor de los príncipes de Asturias en el Palacio de El Pardo, pintándose ente marzo y agosto de 1777, según la fecha de entrega de obras acabadas del artista a la Manufactoría.

En la centa fechada, el autor pedía 1500 reales. En este cartón, vemos cómo Goya se libera del esquema compositivo e Bayeu y anuncia un nuevo tipo de organización de la imagen en conjunto. El procedimiento consistía en colocar las figuras de primer plano en un esquema piramidal; detrás quedaba otras cortadas por un montículo, y como fondo, un paisaje.

La abundancia se observa en que el quitasol era un prenda de moda en el siglo XVIII,presente casi siempre donde se encontraba al aire libre una mujer acompañada de un hombr que la corteja, tan común que llegó a convertirse en una forma de galantear.

El empleo de la luz y el uso del cromatismo son istintos, sí como el modo y la indumentaria  que se fijan para marcar las dieferncias sociales: el personaje masculino viste de majo,  dentro del esquema tradicional de la época, y la chica se atavia a la francesa, como las adineradas aristócratas.
 Conviene recordar una interpretación alegórica que rebasa el simple tema galante para entrar en el amplio mundo de la coquetería y la vanidad del joven que la acompaña, tratado como comparasa y no en concepto de pareja.

AUTORRETRATO

Probablemente permaneció en Zaragoza desde que fue pintado, siendo el primer propietario conocido Mariano Ena y Villalba. Despuéspasó a la colección del marqués de Zurgena.

Es el primer atorretrato del autor, donde se muestra de un mododirecto e implacable. Se representa como un joven artista de largos cabellos, inconformista, con l espíritu despierto y la mirada plena de decisión, ligeramente retadora. Los ojos aparentan estar algo hundidos, no en vano el rostro se ve en penumbras, resaltando los contrastes luminisos en una cara con buenos carrillos, doble párpado y labios carnosos. 
La cabeza grande y firmemente asentada sobre un ancho cuello, denota expresividad, rcortándose en un fondo oscuro  leve irradiación luminosa que sugiere al tiempo entorno aéreo. Todo se acentá en la larga melena en descenso, encima de una casaca. 

Fija la idea de un hombre en torno a los 23 años, poco amigo de convencionalismos, carácter firme y genio vivo. Hya muchas hipótiesis del momento en el que Goya hizo esta obra. Cabe pensar que es de época anterior a la que se supone y es posible ue fuese de carácter familiar destinada a sus padres y concluida en 1769. Tampoco se excluye que se lo hiciese en la Ciudad Eterna en su estancia italiana y lo enviase a sus parientes en Zaragoza.

lunes, 1 de noviembre de 2010

MADRID EN GUERRA: PROBLEMAS DE ABASTECIMIENTO

El abastecimiento fue uno de los grandes problemas de Madrid durante la guerra civil. Madrid permaneció sitiada por más de dos años y en este transcurso de tiempo, la población comenzó a ver cómo escaseaban los productos de primera necesidad hasta llegar casi a desaparecer, o a conseguirlos mediante receta médica.

El racionamiento de alimentos se fue aciendo cotidiano paralos madrileños desde los primeros meses de la guerra, por lo que desde e principio se acostumbraron a las largas colas delante de los establecimientos para conseguir comida, al mercado negro que surgió por la escasez de alimentos y contra el que las autoridadesl ocales no podían luchar, a las subidas desorbitantes de los precios y a las cartillas de racionamiento ...

Antes estos problemas, las autoridades republicanas insistían en que la solución estaba en evacuar a la población de Madrid, que además, facilitaría su defensa. Pero contra todo pronóstico, la población se resistía a dejar su tierra.

Llegaron a ser tan acuciantes los problemas de abastecimiento que las masas de la izquierda se movilizaron a favor de los republicanos españoles. En Checoslovaquia se organizó una cotización de un franco por trabajador y un mes a favor de los combatientes del Frente Popular. En Holanda se enviaron alimentos, en Infglaterra se enviaron toneladas de leche en polvo y ropa, Nueva Zelanda envió 2000 libras esterlinas, los mineros ingleses compraron para sus compañeros republicanos 2000 toneladas de carbón, la asociacion de Amas de Casa de París enviaron 7 camiones de víveres, Copenhague mandó 126 cajas de leche en polvo, 48 cajas de carne en conserva y jabón

La escasez de productos de primera necesidad, desde el principio, además de otros productos como leña o tabaco, su precaria y enmarañada distribución por falta de transportes, y con ello el racionamiento, la desorbitada subida de precios, el acaparamiento de víveres, la especulación y el mercado negro, fueron las variables que acentuaron la tragedia. 

El sistema generalizado de suministro consistió en el reparto de unos vales, dados por partidos y sindicatos y canjeados en tiendas y comercios por artículos de primera necesidad.

En Madrid, el ayuntamiento emitió vales de 0.5 pesetas y lo distribuyó entre la población a través de partidos y sindicatos, Durante julio-agosto de 1936 las existencias fueron suficientes: los comerciantes, organizadores empresariales y poíticos fueron acopando alimentos; más tarde con el escaseamiento, la crítica centró en el miedo al despilfarro y al acaparamiento.


La falta de víveres en la retaguardia republicana fue un fenómeno generalizado. Los primeros síntomas de escasez se dieron en septiembre de 1936, y en octubre faltaban productos como el trigo, el carbón o la carne. Un alimento tan básico como el pan, comenzó a faltar de forma alarmante en los prmeros meses de 1937, y en marzo llegó su racionamiento a Madrid.


Para el abastecimiento de Marid se tomaron medidas como tomar el trigo de las onas limítrofes a la provincia y Ciudad Real. El racoinamiento de pan se fió en cantidades que oscilaban entre 50-150g. El resto de productos de primera necesidad comenzaron a escasear a finales de 1936, se agravó en 1937 y culminó en 1938. 
La base de la alimentación consistió en arroz, algunas legumbres como las lentejas, verduras aceite, hortalizas , y otros productos como la alfalfa , y a medida que fueron escaseando, la sociedad se las ingenió para sacar más partido a lo que había, como hacer caldos con los cardos borriqueros o tortillas sin huevo.


El racionamiento se puso en marcha en Madrid en noviembre de 1936. Las autoridades marcaban las cantidades por persona y día. Un ejemplo de este racionamiento lo tenemos en el documento de la Junta de Defensa, que establecía las cantidades correspondientes a cada persona:


Cada día:
-Leche: 1/4 l
-Pan: 500g
- Carne: 100g
-Tocino: 50g
- Fruta: 500g
-Sopa: 50g
-Patatas: 200g
-Legtumbres: 100g


En 3 veces a la semana:
-Pescado:200g
-Arroz:100g
-Azúcar:50g
-Huevos:2 unidades


1 vez en semana
-Aceite:1/2l
-Café:50g
-Carbón:3kg
-Jabón:400g
-Queso: 100g
-Bacalao:100g
-Leche condensada:1 bote
-Fiambres: 100g
-Conservas de pescado o carne:100g
-Conserva de verduras:200g

Lógicamente, con el paso de la guerra, los alimentos empezaron a escasear con urgencia. Así, el racionamiento en 1938 consistió en pequeas cantidades de lentejas, arroz y aceite. Se arbitraron diversos cvréditos por parte del godeto con organizaciones sindicales y la ayuda de entidades bnéficas, lograron otros canales de aprovisionamiento.


Por otro lado, el control de los precios y la represión del fraude se convirtió en uno de los problemas para la República más importantes. Sin embargo, el almacenamiento y aprovisionamiento de víveres con fines especulativos y el consiguiente fraude desembocaron en un abusivo mercado negro, donde los precios de artículos adquirían cifras desorbitadas.


Por lo que respecta al fraue, los que más se aprovecharon fueron los comerciantes: guardaban alimentos sin vender hasta que escaseaban para luego venderlos a preciosde infarto, o algunas tiendas tenían otros métodos para enriquecerse, como obligar a sus compradores llevarse otros productos, además del que necesitaban o iban buscando. 
Mientras más empeoraban los abastecimientos, más crecía el fraude. 


Las autoridades intentaban controlar la situación, fijando unos precios oficiales que regularan el mercado, alfgo difícil de cumplimentar, pues no era los reales que se pagaban en el mercado realmente. 


Observamos que desde septiembre de 1937 a marzo de 1938, los precios subieron. Vemos que fue un año de mal abastecimiento. Los casos de falsficación de documentos, especialmente recetas médicas dadas para adquirir ciertos alimentos, como leche o azúcar, para embarazadas ancianos, niños y enfermos, multiplicándose a partir de esta fecha.


Con la necesidad salió la picaresca: la gente se hacía pasar por enfermos, inventaban familias que no existían u saban el nombre de aquellas que entre otras razones, bien habían muerto, o habían sido evacuados.


Llegó a ser tan importante el racionamiento y abastecimiento de alimentos, que los madrileños no se preocupaban tanto por ver el diario para conocer el transcurso de la guerrra como para saber dónde se repartía comida. Llegó a tal la desesperación por el hambre que muchos desearon la entrada pronta de Franco para acabar con la situación.


En este sentido, Franco tenía la guerra ganada, pues tenía tomadas todas las zonas agrícolas, mientras que en la zona republicana quedó la parte industrial. Por loq ue la zona franquista no tuvo carencias de alimentos y los precios se mantuvieron. 


Anuncios como estos eran normales en la prensa:
- "Hoy habrá carne en abundancia" publicado el 17 de septiembre de 1936


A principios del 39, el racionamiento llegó a rozar la tragedia. Los madrileiños recibían una dieta diaria de unas 800 calorías. Los nios se criaban con una alimentación insuficiente y los enfermos no tenían suficientes medicinas.





MADRID CUPLES TOROS Y LITERATURA

En el cambio del siglo XIX al XX, se produjo en Madrid un cambio a una cultura urbana popular, a través de unas décadas renovadoras, donde España trató de acoplarse a las nuevas tendencias europeas. Fueron años dinámicos, donde la cultura, tanto literaria como popular, con sus espacios y tiempos para el ocio, crecieron al compás de las transformaciones políticas.
En política se fraguó más los cambios, ejemplo de ello, que entre 1871-1875 juró como rey Amadeo de Saboya, se instauró la I República, el generalPavía protagonizó un golpe de estado al irrumpir en cortes y fue nombrado rey Alfonso XII.

Tras un periodo de largas luchas sociales, la naciente industria, el urbanismo y las artes, iban a conocer un periodo de desarrollo. Los adelantos tecnológicos, como la luz eléctrica o el teléfono, coincidieron con una revolución de los transportes.

Décadas en las que se promovieron los teatros, se activo la vida cultural, como el Ateneo; se acogieron nuevos proyectos de reformas educativas, fomentados desde la Institución Libre de Enseñanza, especialmente con la creación de la Escuela Superior Ateneo, o con la Universidad Popular de Madrid en 1904.
Creció la prensa, particularmente la literaria. La cultura se vio favorecida con las primeras ediciones de libros a precios populares. En suma, Madrid, se convirtió en meta de muchos jóvenes, que frecuentaban las tertulias de los cafés como medio para darse a conocer y dearrollar nuevas inquietudes.

Sin embargo, Madrid fue una ciudad que cedió un espacio a los toros y cupletistas. Toros, teatro, política, sucesos, fueron llos temas de discusión preferidos. Lo mismo se hablaba del género chico, entonces en auge, que se comentaban en voz alta los artículos aparecidos en algunas de las 360 publicaciones existents en ese momento.

Los temas debatidos en las tabernas y en las diferentes sociedades, en los corrilos formados por paseos y jardines, eran diversos y cargados de la actualidad que les rodeaba. Ejemplos de ello fueron el enamoramiento del marajah de kapurtala por la Bella Dorita, una actriz de variedades, o la muerte del famoso elefante del zoológico del Retiro, Pizarro.

Mientras, se inauguraban edificios como el anco de España, la Bolsa, el Palacio de Bibliotecas y Museos, la Escuela de Minas o la Real Academia dela Lengua. Edificios que embellecieron el centro de Madrid.

Un hecho caractetístico, ya presente desde el siglo XVII fue la concentración en un barrio de la ciudad  de la mayor parte de los espacios que tenían que ver con el mundo literario y político. Nos referimos al triángulo limitado por las calles Atocha, Jesús de Medinaceli, Carrera de San Jerónimo y la Plaza de Jacinto Benavente, que recibe indistintamente los nombres de barrio de los literatos, las Musas o del Parnaso.

Hasta los años 40 del siglo XX continuó la tradición, especialmente las tertulias y cafés literarios, concentrados en torno a la Plaza de Santa Ana, por su proximidad al Teatro Español. Estos encuentros informales entre gentes de letras, donde se habla de arte, política y literatura, estuvieron vinculados a acontecimientos históricos y políticos. 
Desde el siglo XVIII, Nicolás Fernández de Moratín fundó la Fonda de San Sebastián, donde se concentraron las figuras del clasicismo bajo la inspiración de éste, Jovellanos, Cadalso, Iriarte, P de Ayala, siendo contertulisos esporádicos Zorrilla, Espronceda o Larra.

El liberalismo extendió la idea de hablar desde los salones nobiliarios al conjunto urbano. El debate político y la creación salieron a la calle. 

El aumento de habitantes no cambió el carácter de los madrileños, que en las tertulias no preguntaban el origen ddel que estaba al lado, aunque sí se preocupaban por saber si era liberal o conservador, o era seguidor de 2Lagartijo" o "Frascuelo" en los toros, torero que con el Gallo triunfaban en la fieta nacional.
Los mismo se halaba del género chico de la frialdad con que la aristcracia madrileña había recibido a Amadeo de Saboya; los mismo se conspiraba con la vuelta delos Borbones, que se comentaba en voz alta las novelas o últimos artículos periodísticos publicados.

Los cafés fueron numerosos. Nombres como Pombo, Lorencini, Levante, Prado, Fontana de Oro, Molinero, La Nueva Montaña, Gato Negro, París, Alhambra, Fornos, Suizo, Lyon ...En un kilómetro alrededor de la Puerta del Sol se encontraban alrededor de 65 cafés.

Había cafés para todos los gustos, así el café de San Sebastián, de la Calle Atocha, acudían a reunirse médicos, como Ramon y Cajal. El Universal, en Alcalá, fue frecuentado por progresistas y republicanos. El café Iberia, en la Carrera de San Jerónimo, fue visitadda ppor progresistas como Madoz, Fernández de los Ríos o Sagasta. Los extranjeros se reunían en el café Alegrías, en la calle Atocha. De todos estos cafés sólo quedan el Universal, Central, Lyon y Gijón.

En el siglo XIX destacaron cafés como el Lorencini, San Sebastián, la Cruz de Malta y la Fontana de Oro, café que le dio nombre a la obra de Pérez Galdós y que aún existe en la calle Victoria, resultando ser verdaderos focos políticos, con influencia en la opinión del gobierno. También cabe señalar la importancia del café de Levante en la Puerta del Sol, decorado por el pintor Alenza, cliente habitual junto a Goya, com posteriores contertulios como Bolívar, Ruben Darío, Arniches o el torero Vicente Pastor.

Un ejemplo de contertulio fue Benito Pérez Galdós, madrileño adoptivo, que frecuentaba los cafés, asistía al Ateneo, recorría la ciudad y se interesaba por sus problemas políticos y sociales, definiéndose progresista y anticlerical.

En cuanto a los teatros, aparecieron nuevas salas en el centro de Madrid, uniéndose al Teatro Español, Circo Prise o el Novedades, sitios donde se representaron obras de Galdós, Lorca y Buero Vallejo, entre otros.

Aparecieron el Reina Victoria en la Carrera de San Jerónimo, el de la Princesa, hoy María Guerrero, Madri, Eldorado, Maravillas o el Lara, conocido como "La Bombonera". Competían con el Eslava o el Apolo.


Destacó el Teatro de la Comedia, en la calle del Príncipe, con obras de Galdós, Dicenta, Benavente o lo hermanos Quintero. 


La diversidad de teatros hizo que se buscasen nuevos géneros. Se respetó el género clásico, que tuvo en actrices como María Guerrero y Margarita Xirgu, en los Teatros Princesa y Español, a sus más representativas figuras. Además de zarzuela, cultivaban repertorio lírico los teatros Circo y Romea, pero los teatros como Eslava o Apolo comenzaron a explotar las obras de un sólo acto.

El género lírico, en rivalidad con otros géneros musicales aparecidos, sem antenía con dificultades. Sólo el éxito de algunas obras hicieron que perdurara, como La Zarzuela, frete al teatro por horas o de género bufo o Variedades o las reales óperas. 
Fueron obras como "El barberillo de Lavapies", La Marsellesa, El Diablo Cojuelo, El lucero del alba". La vida de la zarzuela era la muerte de la ópera. 


Surgieron nuevas zarzuelas pero dirigidas cada vez más al género chico: Las Bodas de Luis Alonso, La reina Mora, el Puñao de rosas, La Alegría de la Huerta, Cadiz o Gran Vía. Los nombres de músicos com Bretón, Chapi, Serrano, Chueca o Valverde, y Arniches como letristas sonaban mucho.


El teatro y la zarzuela resultaba muy costosos paralos sectores populares. Los empresarios buscaron nuevas soluciones para captar al gran público, nacindo de esta manera el género chico o teatros de funciones por hora.


El Teatro por horas tuvo su cuna en Variedades, con la reposición de todas las zarzuelas de éxito: el grumete, una vieja, Los dos ciegos, el loco de la guardilla, en las astas del toro ... El público popular se volcó con este género, visitando sobre todo el slava, Variedades, y su catedral el Apolo. 


En 1894 se estrenó la Verbena de la Paloma, con letra de Ricardo de la Vega, saineite lírico que compuso en sus orígenes Chapi.


En 1897 se estrenó La Revoltosa, en el Apolo y ahí fue donde se plasmó el veradero Madrid Llano: se creo MariPepa, prototipo de mujer joven chulapa de Madrid.


La expansión del género chico alcanzó su mayor auge en la última década delsiglo XIXI, entrando en decadencia. Ganaban adeptos otras fórmulas nuevas como varetes, cuplés. Cadenas construyó en la Carrera de San Jerónimo el Teatro de la Victoria. Allí contó con un numero de bellezas como Julia Fons, Consuelo Torres, o La Bella Riseta. 


De la misma forma se difunddió el género bufo, donde se contaban chistes pícaros y sus artistas ban ligeras de ropa. Encabezaban este plantel Raquel Meller, , La Goya, La Criolla, con canciones pronto tarareadas por todos y que produjo mucho rechazo en la sociedad burguesa, al punto de que el gobernador civil llegó a ordenar el cierre de estos locales, auqnue lso empresarios siempre se las ingeniaron para buscar otras alternativas.


El género ínfimo presentaa sus letrillas con aire picante, para eevar a categoría e mitos eróticos a estas cupletistas. Eran consideradas la imagen del diablo en el Madrid secular, por sus medias de red o sus corsés apretados. 

Se llenaban los teatros conl os cuplés, artistas como Raquel Meller triunfaban con obras como La Violetera, o el Relicario, Mientras Pastora Imperio o Amalia Medina, difundían el arte andaluz con las coplas.



Años más tarde destacó Celia Gámez y su obra Las Leandras. Gracias a su arte, sus números como "Pichi" o "Nardos" se hicieron muy populares.


Otro de los focos de atención fueron los toros. Los madrileños fueron muy aficionados a los toros. Cerca se encontraban los campos de Colmenar Viejo y Aranjuez, conlos temibles toros del Jarama y la famosa ganadería de El Escorial. Sobresalían toreros como Lagartijo, Frascuelo, Gallo, Mazzantini o el Pastor.


Surgió así un nuevo tipo de espectador, tras pasar la etapa de miedo de la guerrra civil: el pollo, que acudía a la plaza con atildados ternos de color claro,sombrero cordobés, y al hombro, el estuche de gemelos.El público se retraía cuando no había personalidades.


Decir que fue un espectáculo que concentró a todas las clases sociales madrleñas: desde los ricos aristócratas y burgueses, al puebllo llano, pasando por analfabetos.


Se celebraban corridas excepcionales con motivo de celebraciones únicas: Se dieron 3 con las Bodas reales de Alfonso XII, que fueron dos, y Alfonso XIII, en 1906. A ela asiistieron los principales herederos a tronos europeos. 


También hubo festejos a beneficio de damnificados como las inundaciones de Murcia en 1884, las víctimas del crucero Reina Regente, para la restauración de los frescos de Goya, o con motivo del incendio del Teatro Novedades.


Hoy podemos establecer y recordar las principales etapas taurinas:
- La competencia entre Lagartijo y Frascuelo, hasta 1890
- El paso arrolador en la fiesta de Guerrita a fiales de siglo
- En el siglo XX, la competencia del Bombita y Machaquito, el Pastor con el Gallo.
- La edad de oro del toreo con Joselito o Belmonte.
- Al morir Joselito, aparecieron personajes en lesta edad de plata como Sanchez Mejías, Marcial Lalanda, Granero, Chicuelo ...