martes, 9 de noviembre de 2010

Es uno de los retrato más enigmáticos de Goya, pues no sabemos quién es la mujer retratada, caso excepcional del artista, pues las modelos que posaban siempre dejaban su nombre inscrito en el cuadro. S convierte en la Gioconda Goyesca, por su sonrisa enigmática, sus manos cruzadas y su juventud.

 

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