sábado, 4 de septiembre de 2010

MADRID MEDIEVAL

A finales del siglo XI, y por más que se quiera reconocer a un Madrid musulmán sobresaliente, la Almudaina no debía ser un lugar con un nombre suficientemente importante, pues su incorporación al mundo cristiano hubiese estado descrita por todos los que allí estuvieron.

 Los cristianos entraron en la ciudad de Toledo hacia el 1083, pero el castillo de Madrid, cons u Medina, bien pudo caer antes, como una plaza hallada en ruta.
Pese a no recoocer el año exacto en que fue tomada, sí debemos dar importancia a la significación que tuvo el ser tomado este área.

Aparte de ser nueva la guarnición militar que se aposentaba en el castillo, y de pasar de población dominante a dominada, es poco probable que de pronto se introdujeran reformas significativas en el aspecto y costumbres de la ciudad.

La mayoría de la población musulmana siguió viviendo tras sus muros, con miedo a los cambios o esperando que la situación cambiara, cosa que nunca ocurrió. Otros tuvieron que huir y desterrarse, antes y después de la conquista cristiana, y la comunidad hebrea seguro que celebró el cambio.

Aunque los cristianos procedieron al os cambios de símbolos y a una clara manifestación de poder, Madrid seguía siendo una Medina, donde las costumbres, lengua, tipos y edificaciones musulmanas se repsiraban por todos lados. Aparte de sustituir banderas, emblemas y estandartes en lo más alto de las edificaciones, una de las primeras cosas que hacían los cristianos era purificar y consagrar al culto cristiano las mezquitas y templos que hubiese.
Este acto se revestía de solemnidad, acudiendo al mismo personaje del rango y jerarquía mayor, creciendo en grandeza si la ciudad era immportante, y Madrid refleja lo poco importante que ra, pues fue algo muy discreto.

Lo más importante, consagrar el Templo de la Santa Señora, protectora e impulsora de la conquista cristiana, aunque en algunos casos, las catedrales se consagraban a un apóstol o santo.
Las imágenes marianas se colocaban en el altar mayor o capilla, en sitios visibles, y se hacía la liturgia. Con frecuencia, se colocaba la imagen de un cristo crucificado presidiendo el recinto, casi siempre en un muro del altar principal. Estas imágenes, foráneas, se encargaban casi siempre al norte o eran teaída por el propio conquistador, que la llevaba previamente consagrada o regaladas por el monarca respectivo que tomara la ciudad.

Pero el dominio castellano de las tierras del sur del Guadarrama fueron un envcite.
Si para los castellanos, Madrid no era importante, para los árabes sí que lo era.
La Almudena era conocida por ser una fortaleza soberbia, de cuya construcción los moros estaban muy orgullosos y sabían de la importancia de su posición estratégica.

Levantó un campamento el joven Ali ben Yusuf al pie de la muralla de la Almudena, en el sitio conocido como Campo del Moro. No se sabe las intenciones exatcas de los sitiadores ni el tiempo que resistieron allí, pero tras unos meses, se torturaban porque los sitiados disfrutaban del agua que ellos no gozaban con lo que los almorávides levantaron el campamento y se fueron desistiendo en obtener esta fortaleza. 

Los árabes, con grandes conocimientos, elaboraron una red subterránea de agua, que llegaba a la almudaina de otros pozos y fuentes, pues, el interior de la almudaina carecía de agua.

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