El 25 de julio de 1774 se decide el tralado del Jardín Botánico de las afueras de Madrid en el sitio de Migas Calientes, actual Prado. Este traslado formaba parte de la gran reforma urbanística emprendida en 1766 por Carlos III, encargando tal proyecto al arquitecto real, Sabatini. Sus propuestas no llegaron a plasmarse, pero si la influenciaron.
Las primeras explanaciones comenzaron en 1776 y poteriormente la construcción de la Puerta Real. En 1850 fue cuando se presentó el proyecto de enrejado para encerrar este paraje con una verja, que sirviese además como mirador. A partir de 1780 se hizo cargo de la obra Juan de Villanueva, quien modificó el diseño del jardín con ideas neoclásicas de los tiempos.
Con la fundación del Jardín se inició además la afición e interés por la botánica en Madrid. En ellos se albergaron numerosas coleccones de plantas, siendo organizada la vida del centro por Gómez Ortega, a quien se debe la creación de todo lo de alrededor.
Tras la república, donde se hicieron algunas reformas, se han hecho otro edificios allí para el estudio de esta ciencia.
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