miércoles, 29 de septiembre de 2010

LUGARES DE ENCUENTRO EN EL SIGLO XIX Y XX

1. LOS CAFÉS

El contexto histórico de este momento tan propicio para los cafés era que el breve reinado de Amadeo de Saboya, llegado el 2 de enero de 1871. Prim acababa de ser asesinado y Madrid está dividido y envuelto en un clima de intrigas y complot, prueba de ello, los enfrentamientos existentes entre las cracciones políticas: los alfonsinos que deseaban como monarca al hijo de Isabel II, y los republicanos, que querían la república, y por último los carlistas que deseaban como rey a otra rama dinástica.

El reinado del monarca italiano fue breve, y le sucedió la I República, que duró sólo un año, de la que fuern presidentes: Pi Margall, Salmerón y Castelar. El 2 de enero de 1874 se produjo la transición del régimen republicano a la Restauración monárquica, ras el golpe del General Pavía, que provocó el coronamiento a Alfonso XII.

Por su parte, el entorno de Madrid en ese momento era apacible: contaba con 20 mil habitantes; desde 1871 podían disfrutar del primer tranvía, cuyo recorrido iba desde la Puerta del SOl al barrio de Salamanca, extendéndose pronto a Argüelles, compitiendo así con los coches de caballo que invadían el centro de la ciudad.

Ya en 1895 llegó un nuevo transporte: las carreras de velocípedos. na máquina que constaba de una rueda delantera de gran tamaño y otra trasera sobre las que se subían hombres de forma similar a los jockeys, para meterse en una carrera cuya meta era lograr no caerse.

Fue en ese momento en el que aumentó el número de cafeterías y chocolaterías por toda la ciudad.

A la hora de hablar de los orígenes del café debemos remontarnos al siglo XVII, momento en el que se introduce en Europa tres productos diferentes, que fueron aceptados de manera diversa en cada país. Estos productos n son otros que el chocolate procedente de América y que se arraigó fuertemente en España, Francia e Italia; el té de Oriente Próximo y muy acogido en Rusia y Gran Bretaña y Portugal, y por último, el café del cercano Oriente, introducido ya por los árabes, pero que ahora se etxendía por toda Europa.

El grano del café es fruto del cafeto, un árbol del que se tiene diveras variedades. Se cultiva en Brasil, pero también en  lugares de Europa de altas latitudes. Su grano es de gran tamaño, y tras el tratamiento al que es sometido, se ven cafés suaves y duros.

En Europa se dan numerosas discusiones sobre sus pros y contras, de manera que unos pensaban que era una bebida que envenenaban a los hombres, y para los otros era un néctar. Pese a estas incidencias, el café cambió los hábitos de vida de los españoles, que siempre habían tomado el chocolate, símbolo de las normas impuestas por la aristocracia. El café suonía romper con todos los esquemas, convirtiéndose en bebida de escritores e intelectuales que aceptaban los cambios impuestos por la ilustración europea.

Madrid fue la primera ciudad europea en tomar café, que fue sustituyendo poco a poco las tradicionales botillerías. Las botillerías eran lugares de paso, mal alumbradas, en las que se servían alcohol y licores, También se servía chocolate y bizcochos, leche merengada, naranjadas ... Las verdaderas damas no entraban en los locales, sino que se hacían servir esperando en sus coches, mientras que dentro había parejas de majos y manolas.

En un principio, las instalacones eran penosas y contaban con espejos que deformaban las imágenes, quinqués adosados a las columnas a modo de iluminación, mesas demadera y banquillos. En el interior había un mostrador repleto en su interior de botellas de licores, como aguardiente dulce, siendo bebidas srvidas por camareros vestidos de negro con delantal blanco.

Pero lo fundamental es que jugó un papel social especial en esos años, pero trayeron numerosos tabúes, como la prohibición de la entrada de la mujer, aunque pasado un tiempo, nadie les negaría el derecho a entrar.

Los cafés más antiguos eran los de la calle Santo Domingo, como el Café de San Anton o San Luis. En la calle Carretas existía el Café y la Botillería de Pombo, fundado en el siglo XVIII, donde se reunieron políticos como Prim, Sagasta, O´Donell ... o e daban tertulias como la de Ramón Gómez de la Serna.

Ya en el siglo XIXI surgieron en Madrid cafés que no sólo ofrcen tertulias, sino teatros, siendo los cafés-teatros. El primero, el de Capellane, en el que se iniciaba el ensayo y representación por el precio de la comsumición: dos reales. La idea gustó, naciendo otros como el del Carmen o el de Artistas.

Los cafés sustituyeron a los salones, los clubs los casinos, dando vida literaria a la ciudad. Hasta la guerra civil, hubo cafés para todos los públicos: toreros, cómicos, pintores, escritores ... como Azaña, asiduo como Jacinto Benavente o Jardiel Poncela.

Desde el Café de San Millán, prototipo de café de barrio donde se reunían ganaderos, arrieros, mozos de mula ... hata cafés donde se reunían políticos, aristócratas ... Este era el café de Fornós, símbolo de la vida de Mardrid del siglo XIX y principios del XX. Se ubicaba en la calle Alcalá y su fundador fue Manuel Fornós, propietario también del Café Europeo. Era un café montado a todo lujo, decorado con pinturas, tapices, alfombras y cómodos sofás, que constaba en la parte superior de un amplio corredor y el entresuelo unos cuantos reservados para tertulias masculinas de hombres d enegocios, o para las parejas que no querían ser vistas.

También en la calle Alcalá se ubicaba el Café Suizo, ubicado donde hoy está el Banco de Bilbao. En este café pasaron largas tardes Ramón y Cajal, acompañados Carlos Rubias y Salmerón, donde se daba una tertulia de médicos. Algo que lo diferenciaba del resto de cafés era que contaba con un salón exclusivo para mujeres, el salón blanco, donde se servía chocolate y crema acompañado de un bollo suizo.

Poco a poco se fueron inaugurando cafés con mejores instalaciones y donde se reunían todo tipo de personas.

Lamentablemente, y con el paso del tiempo, los cafés fueron quedando para aquellos que tenían más de 30 años, mientras los jóvenes preferían frecuentar los bares americanos, donde llegaban nuevas bebidas, cocktails, sandwiches ...
Las personas ya no tenían el mismo tiempo para disfrutar relajadamente de la charla con otras personas.

2. LAS TABERNAS

Desde el siglo XIX, las tabernas madriñeñas van a ser muy características, siendo producto genuino de la villa de Madrid. Tienen características tanto dentro como fuera que la hacen diferentes a las demás.
- Exteriores sombríos decorados con planchas o cuarterones de madera barnizada con pintura roja. Se va a identificar la pintura roja con el buen vino, y además, este color se convertirá en una de las eñas de identidad de estos bares.

- Disponían fuera de una barra de hierro que, cruzada, y con un gran candado era usada para cerrar los establecimientos.El cierre se producía a altas horas de la noche.

- Sobre la cornisa estaba el número de la calle, bien visible y el nombre del propietario en letras oscuras y blancas. Con el paso del tiempo, la prosperidad económica se vio reflejada en sus fachadas, usando nuevos materiales para la decoración, como el vidrio o el azulejo, ofreciendo en las puertas atractivos dioramas de las bebidas alcohólicas y el menú culinario que se servía.

En cuanto a su interior, las proporciones eran medias, con una barra dem adera oscura labrada. El mostrador era el de zinc, detrás del cual se encontreaba el tabernero. Las mesas eran de mármol y los bancos corridos. Había un antiguo y reluciente filtro de agua. Los zócalos eran de madera o cerámica, y solía haber un reloj, recipientes y medidores.

Otra característica eran as sentencias que se fijaban en sus muros, como "El camello es el animal que más resiste sin beber, no seas camello".

Estas tabernas se diferenciaban de otros bares en que despachaban bebidas alcohólicas como en las bodegas, por er ruidosas  detentar la primacía del alterne, el rocerío y la tertulia para los pobres.

La taberna, ademas de ser un local donde se despacha bebida, se sirve comida de forma barata, poco informal, casera, con platos tradicionales como riñones, callos, mollejas, bacalao ... El público que asistía eran jóvenes universitarios. Pero a altas horas de la madrugada servían una especie de Té con chispazo, cuya preparación llevaba a un complejo ritual, grandes teteras con té negro desmenuzado en hilillos, el agua y el vapor. El chispazo era el aguardiente de la casa. Hoy en día se sigue sirviendo enun único sitio en Madrid, en la Casa de Eugenio Humanes, en la calle Embajadores.

Estos establecimientos abundaban en las barriadas de Lavapies, Delicias, Pacífico, el Rastro, las Peñuelas y Arganzuela, junto con la zona de Cuatro Caminos y Chamberí.

Una de las tabernas que ma´s se conocían en la villa es la taberna de Don Antonio Sánchez, situado en el número 13 de la calle Mesonero Romanos. Decorada con una gran cantidad de cuadros, medallones con rostros de toreros y dos cabezas de toro.

Otra de las que pervive es el Maragato, en la calle de San Andrés, de color rojo y con los carteles que señalan vino comida y frutas.

3. MESONES

Por lo que respecta a los mesones, fueron igual que las tabernas lugar de servir comidas y bebidas. Sus bajos y sótanos tenían forma laberíntica, llenos de muro de carga y arquilla que van a tener cierto halo de misterio.

Estaban decorados con azulejos, cacharras de cobre, y de las paredes cuelgan lienzo.

Los mesones daban un ambiente íntimo que proporcionaban la charla, charlas amenizadas con vino o fino y acompañadas con tacos de jamón y queso, ofreciendo un queijo de la guitarra y los osnes del acordeón.

Estos mesones se ubicaban en la Plaza Mayor, en las Cavas Altas y Bajas, Arco de Cuchilleros y Cava de San Miguel. Pese a haber sido un punto de pasada de transhumantes y nñomadas, en el siglo XIX albergaba a los vecinos del barrio y labriegos de tierras cercanas y de Extremadura.

En los paradores de la Cava se trataba la venta del trigo y el vino, se negociaba el precio de la caballería, que se feriaba los jueves. Era centro de recaredos y comisarios, de allí salía al pueblo lo que hacía falta, sin pasar por la Plaza Mayor, proveyéndose de ello en las calles de la puerta de Toledo. Hoy se ve la antigua estructura urbana de la Cava Baja, con la conversión de algunos de estos mesones en los mejores restaurantes de Madrid.

4. FONDAS

Era un lugar de escasa categoría donde se daba comida y alojamiento. Eran las "casas de dormir", cuyas habitaciones guardaban un número de camas destinadas a dar abrigo en la noche a las personas sin domicilio. Las había de distintas categorías, para mujeres, para hombres, para citas clandestinas de sexo. Además, había un cierto número de casas llamadas paradores, donde se admitían a las personas la noche a 0.25 pesetas la noche, como el de Picazo, de Luna, de Medina ...

Estas casas se encuentran en los barrios bajos, sobre todo en los distritos de La Latina y la Inclusa. Su número se elevaba a una cifra de 30. En algunas, sólo agunos pisos albergaban pero en otras, era todo el edificio, categorizando los pisos de forma diferente: el primero destinado a la clase más indigente, por 10 céntimos la noche, con habitaciones ocupadas entre 6-10 camas; el segundo piso tiene una cllientela menos mísera, con dos o trs camas por habitación y los demás pisos son de cita clandestinas.

La parte inferior de la clase obrera, se veían obligados a habilitar 2casas- jaula", faltas de luz y aire respirable, con alimentación insuficiente. Dada una alimentación tane scasa, no es extraño pensar que el obrero recurría al alcohol para alarmar su sistema nervioso y evitar de esta forma el hambre.

Una de las mejores fondas se ubicaba en la Calle Alcalá en el local de las DIligencias peninsulares: la Fonda de Europa era económica, situada en la calle Peregrinos. Fue en una de estas fondas de la calle Tetuán donde se fundó el Partido Socialista en mayo de 1879.

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