Casas Viejas podría parecer un intento más de rebelión anarquisa rural, tan frecuene en la época, si no fuera no sólo por la tragedia tan horrenda de la muerte de dos guardias civiles heridos mortalmente y 8 personas civiles quemadas vivas, sino porque también en parte fueron una de las causas que motivaronla caída del gobierno de Azaña, provocando una gran conmoción en el país por la represión sufrida, y elintento de encubrimiento del gobierno.
Casas Viejas es el ejemplo de revolución y represión posterior. Una de las piedras del camino a la guerra civil.
Este tema ha sido malinterpretado muchas veces por historiadores, y en general hay cierta tendencia negativa hacia este levantamiento y mucha crítica al anarquismo, visto como una especie de religión que llevaba a sus seguidores a un martirio inútil. El anarquismo se trataría de un movimiento arcaico que no era compatible con la sociedad moderna, ni solucionabalos males de ésta.
España es el único país del mundo donde el anarquismo se convirtió en un verdadero movimiento de masas , a diferencia de lo que ocurría en otros países, donde este espacio era ocupado por el marxismo, que proponía un socialismo autoritario frente a la destrucción del estado pregonado por aquellos.
El anarquiso llegó a España en 1868, con el destronamiento de Isabel II. Bakunin, tan pronto como oyó las noticias, envió a Giuseppe Fanelli paraa ganar adeptos. Su viajetuvo éxito y junto con 21 conversos fundó la Federación regional española de la primera internacional. Las ideas de Bakunin, cuyo comunismo libertario estaba más adaptado a sociedades agrícolas, encajaban con el temperamento español y en una población rural y explotada. Barcelona pronto seconvertirá en la capital del anarquismo, aunque las provincias andaluzas contaban con un mayor número de miembros.
Para los anarquistas, los problemas de la humanidad se debían a un sistema social corrupto y a la autoridad opresiva de la Iglesia y el Estado. La revolución y reeducación eran necesarias para establecer un comunismo libertario que aseguraría la libertad individual fuera de las fuerzas opresivas, como policías, jueces y militares. Tras la revolución, surgiría un orden social espontáneo en un sistema federal donde se intercambiarían bienes realizados en una producción colectiva. La competición daría a la colectivización, la religión a la enseñanza científica, las fronteras desaparecerían, el salario labora sería innecesario, y el matrimonio daría lugar al amor libre.
domingo, 10 de octubre de 2010
jueves, 7 de octubre de 2010
CASAS VIEJAS
La II Repúlica, en cuanto a gobiernos se refiere, se divide en tres tercios. El primer tercio es el bienio constitucional, en el que la izquierda diseña la Constitución Republicana. El segundo tercio es el bienio de las derechas, durante el cual, se produce el golpe revolucionario mal llamado Revolución de Asturias, y el tercero, es el regreso de la izquierda con el Frente Popular.
Cada uno de estos tercios tuvo su tumba. La Tumba del Frente Popular fue el Golpe de Estado y la guerra civil. La tumba de las derechas fueron los escándalos de estraperlo y el caso Nombela- Tayá. Y la tumba del primer bienio e la República fue el feo asunto de Casas Viejas. Tanto, que este pueblo dejó de llamarse así.
Ocurrió en 1933. Al iniciarse ese año, el anarquismo dijo basta. Los anarquistas y anarcosindicalistas siempre habían sido compañeros de viaje en el sueño republicano, pero compañeros bastante incómodos. El sueño fue alumbrado por políticos burgueses que no creían en otra cosa que en regímenes parlamentarios reformistas, y algunos izquierdistas, casi siempre del PSOE, los cuales, si bien eran en muchos casos marxistas avant la lettre, o bien se sacudían con elegancia esas teoría o bien las aplazaban hacia un futuro teórico, lo suficientemente lejano como para convertirse, por la vía de los hechos, en avales del parlamentarismo burgués. Quizás, el mejor ejemplo de esta tendencia es Julián Besteiro, que se decía y consideraba marxista, pero que, desde la tribuna de la presidencia de las Cortes, tras la aprobación de la Constitución Republicana, no ahorraba epítetos apelativo positivos para el parlamentarismo inglés y el posibilismo laborista.
Los anarquistas staban hechos de otra pasta. Llevaban 50 años luchando por el comunismo libertario y no iban a andarse con medias tintas. A ello se unió el parcial, en alguno casos completo, fracaso de la reforma agraria republicana, fracaso que tuvieron que ver con defectos del diseño, el obstruccionismo de los propietarios, y sobre todo, la falta de financiación. El fracaso de la reforma agraria hizo que el anarquismo, que nunca había abandonado las áreas rurales, sobre todo del sur de Andalucía, recibiese notables apoyos gracias a la profunda desilusión que muchos aparceros sentían hacia la Reppública, en la que seguían muriendo personas de hambre. Hay que hacer notar que parte de esa culpa del hambre era de la propia república, pues ésta, para evitar los abusos de los patronos con los jornaleros a la hora de fijar los salarios, dictó su llamada Ley de Términos Municipales, por la cual no se podían contratar a jornaleros fuera del término municipal donde estuviese ubicada la explotación. Esta medida fue muy positiva en aquellos lugares donde las extensiones de tierra eran numerosas, pero allí donde no las había o no las explotaban, condenaban a los jornaleros al hambre, pues sólo podían emplearse sólo donde no había empleo.
El divorcio del anarquismo con la Reública se intensificó en 1932, cuando la FAI organizó una serie de acciones revolucionarias en la cuenca del Llobregat, que hubieron de ser reprimidas y que hicieron al gobierno deportar a Guinea a dirigentes faístas como Durruti o Ascaso.
El 8 de enero de 1933, el anarquismo creció en Sevilla, Zaragoza, Logroño, Granada, Lérida, Barcelona y Valencia. Fue una insurrección detenida por el gobierno, pero esta represión no pudo inpedir que la mecha rvolucionaria se extendiese por toda Andalucía, y pronto hubo conflictos en Sanlúcar, La Rinconada, Utrera, Alcalá de Guadaira, Arcos de la Frontera...
Casas Viejas, se situaba, y se sitúa en el medio, en la provincia de Cádiz, perteneciendo entonces al municipio de Medina Sidonia. Tenía unos 1200 habitantes, todos, o casi todos, viviendo del campo. En el área había 6.000 hectáreas cutivables, pero en 1932 sólo se había trabajado 1300, porque los propietarios se habían negado a explotarlas en las condiciones que les imponía la ley. Por lo que se estima que en el año habían trabajado en el pueblo alrededor de cien jornaleros en toda la aldea, suponiendo la cifra alta de un 80% de paro.
El 10 de enero, las estrategias anarquistas decidieron el estallido de una insurrección en el sur de Andalucía, y sus correligionarios en Casas Viejas recibieron la orden de unirse a ella. El día 11, un grupo de anarquistas izaron una bandera rojinegra en el pueblo, tomaron sus escopetas de caza y se dirigieron al cuartel de la guardia civil, donde los efectivos que alí estaban se negaron a secndar la revolución. Ambos bandos se enfrentaron a tiros, resultando dos guardias heridos y los sublevados tomaron el control del pueblo.
El gobierno civil de Cádiz, al conocer la noticia de la insurrección, mandó refuerzos. A las 5 de la tarde de ese mismo dia 11, llegó al pueblo el teniente Fernández Artal, de la Guardia de Asalto, acompañado de 12 Guarrdias Civiles. Logró liberar a los sitiados del cuartelillo, y en general, acar del pueblo a los rebeldes. Sin embargo, una pequeña partida, liderada por Curro Cruz, a quien todos conocían como Seisdedos, se hizo fuerte en una de las casas. Fernandez Artal hizo dos intentos de compendio y ambos le salieron mal: el primero, mandar a un guardia a parlamentar, que fue herido y apresado por los anarquistas, y después a un detenido, que se unió a los sitiados.
Allí dentro, en total había 5 hombre, dos mujeres y y un niño. El teniente decide esperar que apse la noche pues tiene todo controlado.
Mientras éste se espera, el primer acto real de la tragedia levantó el telón en Madrid. En Puerta del Sol, sede de la Dirección General de Seguridad, llegan las noticias de Casas Viejas. Es director general Arturo Menéndez, un hombre presoinado para impedir que la revolución rebrote por toda Andalucía.
Menéndez ordena más refuerzos, y esos refuerzos salen de Madrid, lo primero que huele mal en toda esta historia, pues lo normal es que sean enviados desde lugares más cercanos.Una compañía de guardias de asalto mandados por el capitán Manuel Rojas, hombre de absoluta confianza de Mendez, se mete en el expreso a Andalucía esa noche. Menéndez acude personalmente a despedirlo pòr la mediodía, algo aún más extraño.
Las razones de Menéndez para acudir al andén fue dirigirse al comandante Rojas y ordenarle "ni heridos ni prisioneros cuando se haga fuego contra la fuerza". Así, el capitán viajó al sur convencido que tenía la patente de hacer lo que quisiera.
A la mañana siguiente, Rojas estaba ya en Casas Viejas. Intenta evacuar a los sitiados con bombas en mano, pero sin conseguirlo. Preocupado por solventar el problema cuanto antes, lo hace mediante el fuego. Los guardias lanzan sobre las casas piedras envueltas en trapos empapados en gasolina y acercados a las llamas antes del lanzamiento.
Al inicio del inciendio, la mujer y el niño huyen. Luego, otra mujero y un hombre intentan huir, pero son abatidos a tiros por los guardias. El resto de los revolucionarios mueren abrasados vivos en el inmueble.
Son las 8 de la mañana. Rojas ha conseguido lo que quería. El pueblo entero se encuentra en sus casas atemorizados. Pero por alguna razón, juzga que hay que hacer algo más. Ordena registrar las casas una por una y proceder a la detención de sospechosos. Se generó una cuerda de 14 detenidos que, inexplicablemente, fueron fusilados, desarmados y atados, tras ser paseados por el cuartelillo que antes habían sitiado.
Los hechos hacen mella en la conciencia del teniente Fernández Artal, el cual sufrió algo parecido a un ataque de ansiedad. Rojas le tranquiliza y le advierte que lo mejor es callarse la boca con lo sucedido, regrsando a Madrid.
El día 12, el ministerio de gobernación, regentado por Casares Quiroga, informa en una nota de los hechos de Casas Viejas. Da una cifra aproximada de víctimas, 19, s refiere sólo al episodio de la casa y l os sitiados, asevera que la operación se realizó con bomba en manos y cita el incendio para justificar la consecuencia del mismo. Pero los hechos tuvieron muchos testigos, especialmente desde la trocha delos alrdedores del pueblo.
Campesinos que pudieron huir de la represión posterior, fueron a Medina Sidonia y allí contaron lo que habían visto. El día 15, dos periódicos de Madrid deciden destacar enviados especiales. La libertad envía a Ramón J Sender, y La Tierra envía a Eduardo Guzmán, quizás su mejor informador. Pese a luchar contra el mutismo oficial, y de la mano de estos enviados, comienzan a publicarse plumazos de verdad.
Por aquel entonces, la Reública tenía una costumbre poco sana, que ha heredado nuestra democracia, y es esa de dar a los parlamentarios más vacaciones que las de las hijas del marqués. El Parlamento no abre sus puertas hasta el 1 de febrero, pero cuando lo hace, es para servir de caja de resonancia hacia el enorme follón de Casas Viejas. Ese día, Eduardo Ortega y Gasset, diputado radical socialista, presenta una interpelación y un informe en el que se asevera con precisión que once personas habían sido asesinadas mientras eran atadas e inermes. Casares, inexpicablemente, no está en el Parlamento, con lo que el subsecretario fue el que dio la explicación que no pudo callar ninguna boca.
El día 2, es Lerroux, jefe de la oposición, el que sel evanta, provocando la contestación del mismísimo Azaña. éste usó la típica estrategia que dice que cuando no quieres hablar de algo particular, extiéndete en lo general. Aaña habla de ello, diciendo que todo está aclarado y que allí ocurrió lo que tenía que suceder. Esto hace ver que, o era tontoo, o no sabía exactamente lo que allí había sucedido.
Se propone la creación de una comisión parlamentaria, algo que el gobierno, con 20 muertos en la mesa, rechazó.
A todos los Azaistas les gusta recordar que tras este debate, el presidente se preocupó del asunto de Casas Viejas, y de hecho, encargó al teniente coronel Romeu una investigación. El 2 de febrero, cuando ya se levantan las corte,s han pasado ya 20 días de los sucesos de Casas Viejas, y a nadie se le pasa lo que los diarios informan y lo que se sabe, ni siquiera al propio Azaña, que crea tal comisión de ivestigación.
El 13 de febrero, según el diario de Azaña, éste recibe informaciónd e Casas Viejas que le hace temblar.
El día 23, el diputado Salvador Sediles, sobreviviente de ls sublevación de Jaca, hace público laas averiguaciones de diputados lbres y del terreno, contando por primera vez la verdad d elo ocurrido allí.
Azaña se levanta a contestar y divide los hechos en dos. Uno va hasta las 8 de la mañana del día 12, y otro, lo de después. De lo primero dice que se respetó la legalidad. Del segundo, no se hacía responsable de lo que esos guardias habían hecho, algo que levantó todas las quejas en el parlamento.
Por aquel entonces, el principal afectado, coronel Rojas, trataba de callar todas las bocas posibles. Viajó a Sevilla para raquilizar al cada vez más histérico Fernández Artal, pero mientras esto ocurría, 5 guardias de la Seguridad firmaban un acta que hacían llegar a Azaña, donde declaraban que en enero de 1933, el director general de Segfuridad les dio instrucciones de que en los encuentros que hubiera con los revoltosos con motivo de los sucesos que se avecinaban aquellos dáis,´el gobierno no quería ni heridos ni prisioneros.
Los firmantes del acuerdo fueron apartados de sus funciones y expedientados. Azaña llamó a Rojas, quien confesó que sí recibió esas órdenes, pero seguía negando las ejecuciones.
El 2 de marzo, de nuevo trataron de censurar al obierno de Azaña por tal asunto, pero éste decía que el acta eran movidas políticas, pero el día 3 Fernández estalló, estando en Madrid, se sinceró con sus compañeros del cuartel de Pontejos, quienes le recomendaron que hablase con la DGS y ante u33 las derechasn abogado , uan declaración donde confirma la ejecución ilegal de esas personas.
La publicación de esta confesión hizo que Menéndez dimitiera. El consejo de ministros, en reunión urgente, ordenó un careo entre Rojas y Fernández. Rojas fue el que se derrumbó y contó todo.
El 7 de marzo, mes y medio después de los hechos, Azaña recnoce en el Parlamento los fusilamientos, presentando a un juez para esclarecer y hacer ver su preocupación y la del gobierno por esclarecer todo.
El día 10, la comisión culminó sus trabajos, donde hablaban de los fusilamientos ordenados por la DGS. Se exculpaba a los miembros del gobierno.
Pero todo esto hizo que perdieran las elecciones y Azaña saliese del gobierno, ganando ahora en 1933 las elecciones la derecha.
Muchos han sido los que han sostenido la inocencia de Azaña ene st asunto, diciendoq ue el presidente no supo nada delos asesinatos impunes hasta el 19 de marzo.
Cada uno de estos tercios tuvo su tumba. La Tumba del Frente Popular fue el Golpe de Estado y la guerra civil. La tumba de las derechas fueron los escándalos de estraperlo y el caso Nombela- Tayá. Y la tumba del primer bienio e la República fue el feo asunto de Casas Viejas. Tanto, que este pueblo dejó de llamarse así.
Ocurrió en 1933. Al iniciarse ese año, el anarquismo dijo basta. Los anarquistas y anarcosindicalistas siempre habían sido compañeros de viaje en el sueño republicano, pero compañeros bastante incómodos. El sueño fue alumbrado por políticos burgueses que no creían en otra cosa que en regímenes parlamentarios reformistas, y algunos izquierdistas, casi siempre del PSOE, los cuales, si bien eran en muchos casos marxistas avant la lettre, o bien se sacudían con elegancia esas teoría o bien las aplazaban hacia un futuro teórico, lo suficientemente lejano como para convertirse, por la vía de los hechos, en avales del parlamentarismo burgués. Quizás, el mejor ejemplo de esta tendencia es Julián Besteiro, que se decía y consideraba marxista, pero que, desde la tribuna de la presidencia de las Cortes, tras la aprobación de la Constitución Republicana, no ahorraba epítetos apelativo positivos para el parlamentarismo inglés y el posibilismo laborista.
Los anarquistas staban hechos de otra pasta. Llevaban 50 años luchando por el comunismo libertario y no iban a andarse con medias tintas. A ello se unió el parcial, en alguno casos completo, fracaso de la reforma agraria republicana, fracaso que tuvieron que ver con defectos del diseño, el obstruccionismo de los propietarios, y sobre todo, la falta de financiación. El fracaso de la reforma agraria hizo que el anarquismo, que nunca había abandonado las áreas rurales, sobre todo del sur de Andalucía, recibiese notables apoyos gracias a la profunda desilusión que muchos aparceros sentían hacia la Reppública, en la que seguían muriendo personas de hambre. Hay que hacer notar que parte de esa culpa del hambre era de la propia república, pues ésta, para evitar los abusos de los patronos con los jornaleros a la hora de fijar los salarios, dictó su llamada Ley de Términos Municipales, por la cual no se podían contratar a jornaleros fuera del término municipal donde estuviese ubicada la explotación. Esta medida fue muy positiva en aquellos lugares donde las extensiones de tierra eran numerosas, pero allí donde no las había o no las explotaban, condenaban a los jornaleros al hambre, pues sólo podían emplearse sólo donde no había empleo.
El divorcio del anarquismo con la Reública se intensificó en 1932, cuando la FAI organizó una serie de acciones revolucionarias en la cuenca del Llobregat, que hubieron de ser reprimidas y que hicieron al gobierno deportar a Guinea a dirigentes faístas como Durruti o Ascaso.
El 8 de enero de 1933, el anarquismo creció en Sevilla, Zaragoza, Logroño, Granada, Lérida, Barcelona y Valencia. Fue una insurrección detenida por el gobierno, pero esta represión no pudo inpedir que la mecha rvolucionaria se extendiese por toda Andalucía, y pronto hubo conflictos en Sanlúcar, La Rinconada, Utrera, Alcalá de Guadaira, Arcos de la Frontera...
Casas Viejas, se situaba, y se sitúa en el medio, en la provincia de Cádiz, perteneciendo entonces al municipio de Medina Sidonia. Tenía unos 1200 habitantes, todos, o casi todos, viviendo del campo. En el área había 6.000 hectáreas cutivables, pero en 1932 sólo se había trabajado 1300, porque los propietarios se habían negado a explotarlas en las condiciones que les imponía la ley. Por lo que se estima que en el año habían trabajado en el pueblo alrededor de cien jornaleros en toda la aldea, suponiendo la cifra alta de un 80% de paro.
El 10 de enero, las estrategias anarquistas decidieron el estallido de una insurrección en el sur de Andalucía, y sus correligionarios en Casas Viejas recibieron la orden de unirse a ella. El día 11, un grupo de anarquistas izaron una bandera rojinegra en el pueblo, tomaron sus escopetas de caza y se dirigieron al cuartel de la guardia civil, donde los efectivos que alí estaban se negaron a secndar la revolución. Ambos bandos se enfrentaron a tiros, resultando dos guardias heridos y los sublevados tomaron el control del pueblo.
El gobierno civil de Cádiz, al conocer la noticia de la insurrección, mandó refuerzos. A las 5 de la tarde de ese mismo dia 11, llegó al pueblo el teniente Fernández Artal, de la Guardia de Asalto, acompañado de 12 Guarrdias Civiles. Logró liberar a los sitiados del cuartelillo, y en general, acar del pueblo a los rebeldes. Sin embargo, una pequeña partida, liderada por Curro Cruz, a quien todos conocían como Seisdedos, se hizo fuerte en una de las casas. Fernandez Artal hizo dos intentos de compendio y ambos le salieron mal: el primero, mandar a un guardia a parlamentar, que fue herido y apresado por los anarquistas, y después a un detenido, que se unió a los sitiados.
Allí dentro, en total había 5 hombre, dos mujeres y y un niño. El teniente decide esperar que apse la noche pues tiene todo controlado.
Mientras éste se espera, el primer acto real de la tragedia levantó el telón en Madrid. En Puerta del Sol, sede de la Dirección General de Seguridad, llegan las noticias de Casas Viejas. Es director general Arturo Menéndez, un hombre presoinado para impedir que la revolución rebrote por toda Andalucía.
Menéndez ordena más refuerzos, y esos refuerzos salen de Madrid, lo primero que huele mal en toda esta historia, pues lo normal es que sean enviados desde lugares más cercanos.Una compañía de guardias de asalto mandados por el capitán Manuel Rojas, hombre de absoluta confianza de Mendez, se mete en el expreso a Andalucía esa noche. Menéndez acude personalmente a despedirlo pòr la mediodía, algo aún más extraño.
Las razones de Menéndez para acudir al andén fue dirigirse al comandante Rojas y ordenarle "ni heridos ni prisioneros cuando se haga fuego contra la fuerza". Así, el capitán viajó al sur convencido que tenía la patente de hacer lo que quisiera.
A la mañana siguiente, Rojas estaba ya en Casas Viejas. Intenta evacuar a los sitiados con bombas en mano, pero sin conseguirlo. Preocupado por solventar el problema cuanto antes, lo hace mediante el fuego. Los guardias lanzan sobre las casas piedras envueltas en trapos empapados en gasolina y acercados a las llamas antes del lanzamiento.
Al inicio del inciendio, la mujer y el niño huyen. Luego, otra mujero y un hombre intentan huir, pero son abatidos a tiros por los guardias. El resto de los revolucionarios mueren abrasados vivos en el inmueble.
Son las 8 de la mañana. Rojas ha conseguido lo que quería. El pueblo entero se encuentra en sus casas atemorizados. Pero por alguna razón, juzga que hay que hacer algo más. Ordena registrar las casas una por una y proceder a la detención de sospechosos. Se generó una cuerda de 14 detenidos que, inexplicablemente, fueron fusilados, desarmados y atados, tras ser paseados por el cuartelillo que antes habían sitiado.
Los hechos hacen mella en la conciencia del teniente Fernández Artal, el cual sufrió algo parecido a un ataque de ansiedad. Rojas le tranquiliza y le advierte que lo mejor es callarse la boca con lo sucedido, regrsando a Madrid.
El día 12, el ministerio de gobernación, regentado por Casares Quiroga, informa en una nota de los hechos de Casas Viejas. Da una cifra aproximada de víctimas, 19, s refiere sólo al episodio de la casa y l os sitiados, asevera que la operación se realizó con bomba en manos y cita el incendio para justificar la consecuencia del mismo. Pero los hechos tuvieron muchos testigos, especialmente desde la trocha delos alrdedores del pueblo.
Campesinos que pudieron huir de la represión posterior, fueron a Medina Sidonia y allí contaron lo que habían visto. El día 15, dos periódicos de Madrid deciden destacar enviados especiales. La libertad envía a Ramón J Sender, y La Tierra envía a Eduardo Guzmán, quizás su mejor informador. Pese a luchar contra el mutismo oficial, y de la mano de estos enviados, comienzan a publicarse plumazos de verdad.
Por aquel entonces, la Reública tenía una costumbre poco sana, que ha heredado nuestra democracia, y es esa de dar a los parlamentarios más vacaciones que las de las hijas del marqués. El Parlamento no abre sus puertas hasta el 1 de febrero, pero cuando lo hace, es para servir de caja de resonancia hacia el enorme follón de Casas Viejas. Ese día, Eduardo Ortega y Gasset, diputado radical socialista, presenta una interpelación y un informe en el que se asevera con precisión que once personas habían sido asesinadas mientras eran atadas e inermes. Casares, inexpicablemente, no está en el Parlamento, con lo que el subsecretario fue el que dio la explicación que no pudo callar ninguna boca.
El día 2, es Lerroux, jefe de la oposición, el que sel evanta, provocando la contestación del mismísimo Azaña. éste usó la típica estrategia que dice que cuando no quieres hablar de algo particular, extiéndete en lo general. Aaña habla de ello, diciendo que todo está aclarado y que allí ocurrió lo que tenía que suceder. Esto hace ver que, o era tontoo, o no sabía exactamente lo que allí había sucedido.
Se propone la creación de una comisión parlamentaria, algo que el gobierno, con 20 muertos en la mesa, rechazó.
A todos los Azaistas les gusta recordar que tras este debate, el presidente se preocupó del asunto de Casas Viejas, y de hecho, encargó al teniente coronel Romeu una investigación. El 2 de febrero, cuando ya se levantan las corte,s han pasado ya 20 días de los sucesos de Casas Viejas, y a nadie se le pasa lo que los diarios informan y lo que se sabe, ni siquiera al propio Azaña, que crea tal comisión de ivestigación.
El 13 de febrero, según el diario de Azaña, éste recibe informaciónd e Casas Viejas que le hace temblar.
El día 23, el diputado Salvador Sediles, sobreviviente de ls sublevación de Jaca, hace público laas averiguaciones de diputados lbres y del terreno, contando por primera vez la verdad d elo ocurrido allí.
Azaña se levanta a contestar y divide los hechos en dos. Uno va hasta las 8 de la mañana del día 12, y otro, lo de después. De lo primero dice que se respetó la legalidad. Del segundo, no se hacía responsable de lo que esos guardias habían hecho, algo que levantó todas las quejas en el parlamento.
Por aquel entonces, el principal afectado, coronel Rojas, trataba de callar todas las bocas posibles. Viajó a Sevilla para raquilizar al cada vez más histérico Fernández Artal, pero mientras esto ocurría, 5 guardias de la Seguridad firmaban un acta que hacían llegar a Azaña, donde declaraban que en enero de 1933, el director general de Segfuridad les dio instrucciones de que en los encuentros que hubiera con los revoltosos con motivo de los sucesos que se avecinaban aquellos dáis,´el gobierno no quería ni heridos ni prisioneros.
Los firmantes del acuerdo fueron apartados de sus funciones y expedientados. Azaña llamó a Rojas, quien confesó que sí recibió esas órdenes, pero seguía negando las ejecuciones.
El 2 de marzo, de nuevo trataron de censurar al obierno de Azaña por tal asunto, pero éste decía que el acta eran movidas políticas, pero el día 3 Fernández estalló, estando en Madrid, se sinceró con sus compañeros del cuartel de Pontejos, quienes le recomendaron que hablase con la DGS y ante u33 las derechasn abogado , uan declaración donde confirma la ejecución ilegal de esas personas.
La publicación de esta confesión hizo que Menéndez dimitiera. El consejo de ministros, en reunión urgente, ordenó un careo entre Rojas y Fernández. Rojas fue el que se derrumbó y contó todo.
El 7 de marzo, mes y medio después de los hechos, Azaña recnoce en el Parlamento los fusilamientos, presentando a un juez para esclarecer y hacer ver su preocupación y la del gobierno por esclarecer todo.
El día 10, la comisión culminó sus trabajos, donde hablaban de los fusilamientos ordenados por la DGS. Se exculpaba a los miembros del gobierno.
Pero todo esto hizo que perdieran las elecciones y Azaña saliese del gobierno, ganando ahora en 1933 las elecciones la derecha.
Muchos han sido los que han sostenido la inocencia de Azaña ene st asunto, diciendoq ue el presidente no supo nada delos asesinatos impunes hasta el 19 de marzo.
domingo, 3 de octubre de 2010
SEMANA TRAGICA DE 1909
A principios del verano de 1909, la hostilidad de las cábilas de Marruecos con las tropas españolas establecidas en Melilla y en el Rihf habían aumentado de tal forma que el gobierno conservador de Antonio Maura, tras la derrota del Barranco del Lobo, en donde en menos de 15 días habían muerto más de doscientos soldados, , decidió movilizar unidades de reservistas, en concreto, en Cataluña. La decisión afectaba a las clases pobres, puesto que las familias más podían pagar la exclusión de sus hijos de las quintas. Esta injusticia, añadida al hecho de que entre los llamados a filas, tratándose de reservistas de 1902, había muchos casados y padres de familias, dando motivos suficientes para recrudecer más la campaña antimilitarista que llevaba la prensa.
Muchas voces alertaban que la intervención del ejército en la campaña de la prensa izquierdista era una mala soliución a la ineptitud dela compañía explotadora de las minas para obtener buenas relaciones con el sultán.
En Barcelona, la campaña de la prensa izquierdista fue más virulenta, pues los principales accionistas de la empresa minera eran el Marqués de Comillas y el Conde de Güell.
En este contexto, con el recuerdo de los muertos y heridos de la guerra de Cuba vivo aú,, el malestar de Barcelona era ilimitado. El ambiente predisponía a la gente que corearan en las calles, de forma espontánea la consigna "A baix la guerra". La prensa no dejaba de publicar artículos que denunciaban las injusticias de los hechos.
"Antes la revolución que la guerra" se leía como titular en El Progreso el día 20 de julio. En los medios obreristas corría el rumor de una huelga, y la protesta tenía que ser pacífica.
El tono pacifista quedó olvidado ante los hechos. A pesar que la huelga para toda España, que contaba con el apoyo del PSOE se había previsto para el lunes 2 de agosto, la negativa delos tranviarios a secundarla provocó que durante la tarde del lunes 26 de julio, se rodujeran enfrentamientos viokentos en las calles de Barcelona.
En pocas horas, los disturbios tomaron el perfil de movimiento que superó la capacidad de dirección del comité de huelgas formada por el socialista Antoni Fabra i Ribas, el anarquista José Romero y el sindicalista Miguel Villalobos. Aquel mismo día, por la noche, el comité, con la intención de canalizar los sucesos, decidió intercambiar opiniones con los republicanos. Automáticamente, las autoridades optaron precipitadamente por declarar el estado de guerra.
La noticia de Melilla de que se habían fusilado a 12 soldados del batallón de Reus por haber participado en gritos de protestas de "Abajo la guerra y mueran los déspotas", inició las hostilidades.
La demagogia de Alejandro Lerroux, un periodista llegado a Barcelona a principios de siglo, había coneguido en pocos años consolidar un partido político, el Republicano Radical, capaz de enfrentarse con el catalanismo organizado y dividir el republicanismo. Su gran arma era la oratoria, quer incitaba a los obreros a organizarse para destruir la sociedad establecida.
Los ataques iban dirigidos a la burguesía y a la Iglesia. Su furor penetró en los sectores obreros desencantados de los fracasos de las huelgas anarquistas y alejados socialmente de los círculos comprometidos con la regeneración de la cultura catalana.
Los inmigrantes, que por aquel entonces constituían en Barcelona un porcentaje elevado de la población obrera, especialmente la menos cualificada, se decantaron a favor de sus ilusttrados.
El carácter violento y de incitación a la destrucción de la proclama apela a la virilidad, enaltece la condición de bárbaro, asocia el heroísmo com la violencia y descalifica el sentimiento de una piedra humana. Pero debemos destacar, que en lso días de la Semana Trágica, Lerroux no estaba en Barcelona.
El carácter insurreccional de las protestas tomó cuerpo la misma noche del lunes 26 de julio con un tiroteo en la zona fabril de Poble Nou, Los enfrentamientos continuaron de madrugada. En este episodio se incendió el Patronato Obrero de San José, regentado por los hermanos maristas, y fue asesinado su director, el hermano Lycarion. A la llegada de las fueras del ejército, la gente reaccionó con aplausos, en un claro intento de confraternización y de impedir que actuaran.
La paradoja de que un centro educativo para obreros fuera el objetivo de los amotinados, sólo se explica por ser el único centro católico más beneficiado por las ayudas del marqués de Comillas que, además de accionistas de las minas del Rif, también era el propietario de la Compañía Trasatlántica Española , y por tanto, el Armador de Montevideo y de Buenos Aires, los dos barcos usados para transportar a soldados a Marruecos.
La violencia continuó el martes por la tarde. Pese a la falta de dirección efectiva de las protestas los testimonios certifican que en ellos habían numerosas mujeres que optaron por saquear la armería de la ciudad y apostarse en las calles con barricadas al mismo tiempo que dirigían sus ataques contra los conventos, iglesias y centros parroquiales. El primer incidente lo protagonizó una multitud congregada en la Ronda de Sant Antoni, que decidió incendiar el convento de las Jrónimas del barrio de Pedró, así como el colegio y residencia de los Escolapios. Otro grupo atacó ese mismo día la iglesia de San Pau del Camp y el convento de los franciscanos.
Aquella noche, se podían contemplar ardiendo hasta 30 edificios rligiosos en ciudad. En general, los asaltantes respetaban la vida de los clérigos. Pero el párroco de Poble Nou murió asfixiado dentro de la riglesia y un religioso resultó mortalmente herido en el ataque al convento de Sant Antoni. El miércolesp or la tarde continuaron los incendios, mientras que el jueves la insurrección, pese a quel os subolevados habían conseguido sustraer armas de un cuartel, fue menguado con intensidad, ante el aumento de efectivos del ejército.
En el asalto al convento de las jerónimas, el rpimero atacado, los incendiarios desenterraron a unos cuantos cadáveres, y viendo que las momias estaban atadas de manos y pies, las arrastraron por la ciudad con la intención de hacer ver que en los conventos se practicaban las torturas, ignorando que se trataba de un antiguo arte en amortajar.
El lunes siguiente, 2 de agosto de 1909, el orden quedó restablecido, y los obreros volvieron a sus trabajos.
El balance delos sucesos fue trágico: pese a la cantidad de edificios destruidos por el fuego varían, los datos más fiables indican que se incendiaron 14 de las 58 iglesias de la ciudad, 33 colegios religiosos y 30 conventos, de un total de 75. Del os enfrentamientos armados, resultaron muertos 104 civiles y 6 militares, y hubo 370 heridos, la mayoría de las filas de los amotinados.
Cabe destacar que sólo 6 de los obreros muertos eran oriundos de Barcelona.
La represión que vino después supuso la detención de más de 12 mil obreros, de los cuales la mitad fueron encarcelados. Se ejecutaron 5 penas capitales y 9 cadenas perpetuas, el resto, fueron penas menores.
El debate antirreligioso se popularizó con el estreno en 1901 de la obra de Benito Pérez Galdós "Electra". La obra fue un emblema de los anticlericales, por la analogía del documento con un caso real ocurrido meses antes enconado finalmente a un tema judicial: la coacción moral sobre una joven para que abrazara la vida espiritual. A la salida de los teatros, numerosos grupos se manifestaban en contra del clericalismo, al igual que en otras ciudades, como Barcelona.
Muchas voces alertaban que la intervención del ejército en la campaña de la prensa izquierdista era una mala soliución a la ineptitud dela compañía explotadora de las minas para obtener buenas relaciones con el sultán.
En Barcelona, la campaña de la prensa izquierdista fue más virulenta, pues los principales accionistas de la empresa minera eran el Marqués de Comillas y el Conde de Güell.
En este contexto, con el recuerdo de los muertos y heridos de la guerra de Cuba vivo aú,, el malestar de Barcelona era ilimitado. El ambiente predisponía a la gente que corearan en las calles, de forma espontánea la consigna "A baix la guerra". La prensa no dejaba de publicar artículos que denunciaban las injusticias de los hechos.
"Antes la revolución que la guerra" se leía como titular en El Progreso el día 20 de julio. En los medios obreristas corría el rumor de una huelga, y la protesta tenía que ser pacífica.
El tono pacifista quedó olvidado ante los hechos. A pesar que la huelga para toda España, que contaba con el apoyo del PSOE se había previsto para el lunes 2 de agosto, la negativa delos tranviarios a secundarla provocó que durante la tarde del lunes 26 de julio, se rodujeran enfrentamientos viokentos en las calles de Barcelona.
En pocas horas, los disturbios tomaron el perfil de movimiento que superó la capacidad de dirección del comité de huelgas formada por el socialista Antoni Fabra i Ribas, el anarquista José Romero y el sindicalista Miguel Villalobos. Aquel mismo día, por la noche, el comité, con la intención de canalizar los sucesos, decidió intercambiar opiniones con los republicanos. Automáticamente, las autoridades optaron precipitadamente por declarar el estado de guerra.
La noticia de Melilla de que se habían fusilado a 12 soldados del batallón de Reus por haber participado en gritos de protestas de "Abajo la guerra y mueran los déspotas", inició las hostilidades.
La demagogia de Alejandro Lerroux, un periodista llegado a Barcelona a principios de siglo, había coneguido en pocos años consolidar un partido político, el Republicano Radical, capaz de enfrentarse con el catalanismo organizado y dividir el republicanismo. Su gran arma era la oratoria, quer incitaba a los obreros a organizarse para destruir la sociedad establecida.
Los ataques iban dirigidos a la burguesía y a la Iglesia. Su furor penetró en los sectores obreros desencantados de los fracasos de las huelgas anarquistas y alejados socialmente de los círculos comprometidos con la regeneración de la cultura catalana.
Los inmigrantes, que por aquel entonces constituían en Barcelona un porcentaje elevado de la población obrera, especialmente la menos cualificada, se decantaron a favor de sus ilusttrados.
El carácter violento y de incitación a la destrucción de la proclama apela a la virilidad, enaltece la condición de bárbaro, asocia el heroísmo com la violencia y descalifica el sentimiento de una piedra humana. Pero debemos destacar, que en lso días de la Semana Trágica, Lerroux no estaba en Barcelona.
El carácter insurreccional de las protestas tomó cuerpo la misma noche del lunes 26 de julio con un tiroteo en la zona fabril de Poble Nou, Los enfrentamientos continuaron de madrugada. En este episodio se incendió el Patronato Obrero de San José, regentado por los hermanos maristas, y fue asesinado su director, el hermano Lycarion. A la llegada de las fueras del ejército, la gente reaccionó con aplausos, en un claro intento de confraternización y de impedir que actuaran.
La paradoja de que un centro educativo para obreros fuera el objetivo de los amotinados, sólo se explica por ser el único centro católico más beneficiado por las ayudas del marqués de Comillas que, además de accionistas de las minas del Rif, también era el propietario de la Compañía Trasatlántica Española , y por tanto, el Armador de Montevideo y de Buenos Aires, los dos barcos usados para transportar a soldados a Marruecos.
La violencia continuó el martes por la tarde. Pese a la falta de dirección efectiva de las protestas los testimonios certifican que en ellos habían numerosas mujeres que optaron por saquear la armería de la ciudad y apostarse en las calles con barricadas al mismo tiempo que dirigían sus ataques contra los conventos, iglesias y centros parroquiales. El primer incidente lo protagonizó una multitud congregada en la Ronda de Sant Antoni, que decidió incendiar el convento de las Jrónimas del barrio de Pedró, así como el colegio y residencia de los Escolapios. Otro grupo atacó ese mismo día la iglesia de San Pau del Camp y el convento de los franciscanos.
Aquella noche, se podían contemplar ardiendo hasta 30 edificios rligiosos en ciudad. En general, los asaltantes respetaban la vida de los clérigos. Pero el párroco de Poble Nou murió asfixiado dentro de la riglesia y un religioso resultó mortalmente herido en el ataque al convento de Sant Antoni. El miércolesp or la tarde continuaron los incendios, mientras que el jueves la insurrección, pese a quel os subolevados habían conseguido sustraer armas de un cuartel, fue menguado con intensidad, ante el aumento de efectivos del ejército.
En el asalto al convento de las jerónimas, el rpimero atacado, los incendiarios desenterraron a unos cuantos cadáveres, y viendo que las momias estaban atadas de manos y pies, las arrastraron por la ciudad con la intención de hacer ver que en los conventos se practicaban las torturas, ignorando que se trataba de un antiguo arte en amortajar.
El lunes siguiente, 2 de agosto de 1909, el orden quedó restablecido, y los obreros volvieron a sus trabajos.
El balance delos sucesos fue trágico: pese a la cantidad de edificios destruidos por el fuego varían, los datos más fiables indican que se incendiaron 14 de las 58 iglesias de la ciudad, 33 colegios religiosos y 30 conventos, de un total de 75. Del os enfrentamientos armados, resultaron muertos 104 civiles y 6 militares, y hubo 370 heridos, la mayoría de las filas de los amotinados.
Cabe destacar que sólo 6 de los obreros muertos eran oriundos de Barcelona.
La represión que vino después supuso la detención de más de 12 mil obreros, de los cuales la mitad fueron encarcelados. Se ejecutaron 5 penas capitales y 9 cadenas perpetuas, el resto, fueron penas menores.
El debate antirreligioso se popularizó con el estreno en 1901 de la obra de Benito Pérez Galdós "Electra". La obra fue un emblema de los anticlericales, por la analogía del documento con un caso real ocurrido meses antes enconado finalmente a un tema judicial: la coacción moral sobre una joven para que abrazara la vida espiritual. A la salida de los teatros, numerosos grupos se manifestaban en contra del clericalismo, al igual que en otras ciudades, como Barcelona.
jueves, 30 de septiembre de 2010
ALFONSO XIII Y EL ZAR RUSO
Durante la I GM, el monarca Alfonso XIII fue el responsable de la salvación de miles de personas. Pero fracasó en uno de sus proyectos más queridos, el de salvar la vida del derrocado zar de Rusia y su familia Imperial.
Pese a las presiones ejercidas sobre España para que entrara en la I GM fueron numerosas y pese a que existían relaciones de parenteso en ambos lados, la madre del rey estaba emparntada con soberanos de las potencias centrales, y su esposa, pariente allegada de Inglaterra, lo cierto es que Alfonso XIII optó por mantener a la nación en estricta neutralidad. Ni siquiera el comportamiento, completamente contra derecho, de los submarinos alemanes, le llevó a cambiar esa posición avanzado ya el conflicto. Pero la política de neutralidad no equivale a la indiferencia frente a la guerra.
Al inicio de la misma, una lavandera francesa escribió al rey para indicarle que su esposo había desaparecido en combate y que hiciera lo posible para encontrarlo. El monarca atendió las síplicas de esta mujer y adivinó que seguía con vida y se encontraba interno en un campo de prisioneros en Alemania. El episodio fue publicado por la prensa, llegando a manos después de Alfonso XIII un aluvión de cartas pidiendo ayuda para conocer el destino de sus seres queridos. Las consecuencia fueron la creación de una oficina, costeada por el presupuesto del rey, que contaba con 40 empleados para buscar, hacerles llegar el material, e incluso liberarles.
La abor de esta oficina fue extraordinaria, hasta el punto que ayudó a repatriar a 70 mil civiles y 21 mil soldados. Además, intervino a favor de 136.000 prisioneros de guerra y llevó a cabo 4 mil visitas de inspección a los campos de trabajo donde estaban los prisioneros. La mayoría de estos casos fueron gente anónima.
En estas fechas, una revolución obligó al zar a abdicar, quedando el futuro de éste y de su familia más cercana sujetos a la voluntad de los nuevos dueños de Rusia. Alfonso XII había estado varias veces a punto de morir a manos de extremistas de extremistas de izquierdas, una de ellas, el mismo día de su boda, y quiás fue uno de los primeros en estar consciente de los peligros que podrían corres la familia real rusa.
En la primavera de 1917 visitó España Nekliudov, en representación del nuevo gobierno provisional ruso. En la ceremonia de entrega de credenciales como embajador, Nekliudov agradeció a Alfonso XIII el papel desempeñado durante la guerra de la suerte de muchos de sus soldados rusos. Aprovechó entonces las circunstancias Alfonso para, acabada la presentación, levantarse del trono y acercarse al nuevo embajador. Alfonso le agradecía su mención y le preguntaba por la familia rusa real, y le dijo que comunicara al gobierno su petición de salvarlos.
La solicitud de Alfonso XIII debió encontrar paralelos en otras casas reales europeas, pero no fue así. De hecho, cuando el monarca se dirigió a Jorge V de Inglaterra para que apoyara una iniciativa encaminada a la liberación del zar, éste recibió una respuesta por vía diplomática, comunicándole que debía perder cuidado. Alfonso XIII entonces se percató que esta seguridad se tambaleaba.
Así, cuando Inglaterra se planteó realmente la posibilidad de dar asilo a la familia Romanov, fue el propio Jorge V, pariente de los mismos, el que se opuso. A lo largo de dos semanas, Jorge V estuvo convenciendo a su gobierno de la inconveniencias darles asilo. El problema era que Jorgfe V no queróia problemas con la opinión pública, algo que así se vería reducida, y muy especialmente, con el partido laborista. Desde su perspectiva, el pueblo se sentiría mal si se acogia a la zarina Alejandra, una princesa alemana a fin de cuentas, y era posible que los laboristas sintieran la presencia republicana.
El 13 de abril de 1917 el primer mnistro británico se vio obligado a ceder a las presiones regias y se limitó a decir en un gabinete que España sería un lugar mejor para acoger a la familia del zar. En unas horas, el proyecto de salvar al zar fue abandonado por os ingleses.
Para colmo, en octubre, los bolcheviques dan un golpe de estado que derriban al gobierno provisional, e implantan un gobierno que aplica el terror de las masas para perpetuar su poder.
Alfonso XIII, que sabía de la negación de Inglaterra, no cesaba buscando apoyo en otras casas reales, proponiendo a los reyes de Suecia y Noruega el envío de un navío de guerra español a un puerto escandinavo para allí recoger a la familia del zar, la zarina y sus 5 hijos. Lo único que le pedía es que mediaran ante el gobierno ruso.
Unos meses antes, Gustavo de Suecia había intentado salvar al zar, pidiendo ayuda a los ingleses, que no se la dieron. La solicitud llegaba ya en un moento en el que ambos países ya no tenían esperanzas de salvar al zar.
Tamposo se podía esperar nada del Kaiser. Pese a su relación de parentesco con él, Guillermo II no dio un paso para ayudarlo. Lo grave es que Alemania ya había entrado en negociaciones con Rusia para firmar una paz por separado, contando con esta baza para presionar a los bolcheviques. Pero no lo hizo.
En la noche del 16-17 de julio de 1918, el zar junto a su esposa e hijos fueron asesinados por los bolcheviques en la casa Ipatiev en Yekaterimburg. El asesinato contaba con la autorización expresa de Lenin y sus aliados.
En el curso de la reunión en el que se decidió la matanza delos Romanov, no estaba Trotsky, pero cuando éste se enteró, el dirigente manifestó que la decisión había sido un acierto. Quizás lo único de lo que se arrepintió es de no haberlos dejado con vida para haber sido el fiscal de su juicio.
El destino del zar y su familia quedó zanjado a mitad de julio, pero esto era ignorado por Alfonso XIII, quien seguía empeñado en salvarlo. Eol 2 de agosto, documentos del Ministerio Francés de Exteriores confirman el deseo del rey de salvar a la familia rusa.
Pese a las presiones ejercidas sobre España para que entrara en la I GM fueron numerosas y pese a que existían relaciones de parenteso en ambos lados, la madre del rey estaba emparntada con soberanos de las potencias centrales, y su esposa, pariente allegada de Inglaterra, lo cierto es que Alfonso XIII optó por mantener a la nación en estricta neutralidad. Ni siquiera el comportamiento, completamente contra derecho, de los submarinos alemanes, le llevó a cambiar esa posición avanzado ya el conflicto. Pero la política de neutralidad no equivale a la indiferencia frente a la guerra.
Al inicio de la misma, una lavandera francesa escribió al rey para indicarle que su esposo había desaparecido en combate y que hiciera lo posible para encontrarlo. El monarca atendió las síplicas de esta mujer y adivinó que seguía con vida y se encontraba interno en un campo de prisioneros en Alemania. El episodio fue publicado por la prensa, llegando a manos después de Alfonso XIII un aluvión de cartas pidiendo ayuda para conocer el destino de sus seres queridos. Las consecuencia fueron la creación de una oficina, costeada por el presupuesto del rey, que contaba con 40 empleados para buscar, hacerles llegar el material, e incluso liberarles.
La abor de esta oficina fue extraordinaria, hasta el punto que ayudó a repatriar a 70 mil civiles y 21 mil soldados. Además, intervino a favor de 136.000 prisioneros de guerra y llevó a cabo 4 mil visitas de inspección a los campos de trabajo donde estaban los prisioneros. La mayoría de estos casos fueron gente anónima.
En estas fechas, una revolución obligó al zar a abdicar, quedando el futuro de éste y de su familia más cercana sujetos a la voluntad de los nuevos dueños de Rusia. Alfonso XII había estado varias veces a punto de morir a manos de extremistas de extremistas de izquierdas, una de ellas, el mismo día de su boda, y quiás fue uno de los primeros en estar consciente de los peligros que podrían corres la familia real rusa.
En la primavera de 1917 visitó España Nekliudov, en representación del nuevo gobierno provisional ruso. En la ceremonia de entrega de credenciales como embajador, Nekliudov agradeció a Alfonso XIII el papel desempeñado durante la guerra de la suerte de muchos de sus soldados rusos. Aprovechó entonces las circunstancias Alfonso para, acabada la presentación, levantarse del trono y acercarse al nuevo embajador. Alfonso le agradecía su mención y le preguntaba por la familia rusa real, y le dijo que comunicara al gobierno su petición de salvarlos.
La solicitud de Alfonso XIII debió encontrar paralelos en otras casas reales europeas, pero no fue así. De hecho, cuando el monarca se dirigió a Jorge V de Inglaterra para que apoyara una iniciativa encaminada a la liberación del zar, éste recibió una respuesta por vía diplomática, comunicándole que debía perder cuidado. Alfonso XIII entonces se percató que esta seguridad se tambaleaba.
Así, cuando Inglaterra se planteó realmente la posibilidad de dar asilo a la familia Romanov, fue el propio Jorge V, pariente de los mismos, el que se opuso. A lo largo de dos semanas, Jorge V estuvo convenciendo a su gobierno de la inconveniencias darles asilo. El problema era que Jorgfe V no queróia problemas con la opinión pública, algo que así se vería reducida, y muy especialmente, con el partido laborista. Desde su perspectiva, el pueblo se sentiría mal si se acogia a la zarina Alejandra, una princesa alemana a fin de cuentas, y era posible que los laboristas sintieran la presencia republicana.
El 13 de abril de 1917 el primer mnistro británico se vio obligado a ceder a las presiones regias y se limitó a decir en un gabinete que España sería un lugar mejor para acoger a la familia del zar. En unas horas, el proyecto de salvar al zar fue abandonado por os ingleses.
Para colmo, en octubre, los bolcheviques dan un golpe de estado que derriban al gobierno provisional, e implantan un gobierno que aplica el terror de las masas para perpetuar su poder.
Alfonso XIII, que sabía de la negación de Inglaterra, no cesaba buscando apoyo en otras casas reales, proponiendo a los reyes de Suecia y Noruega el envío de un navío de guerra español a un puerto escandinavo para allí recoger a la familia del zar, la zarina y sus 5 hijos. Lo único que le pedía es que mediaran ante el gobierno ruso.
Unos meses antes, Gustavo de Suecia había intentado salvar al zar, pidiendo ayuda a los ingleses, que no se la dieron. La solicitud llegaba ya en un moento en el que ambos países ya no tenían esperanzas de salvar al zar.
Tamposo se podía esperar nada del Kaiser. Pese a su relación de parentesco con él, Guillermo II no dio un paso para ayudarlo. Lo grave es que Alemania ya había entrado en negociaciones con Rusia para firmar una paz por separado, contando con esta baza para presionar a los bolcheviques. Pero no lo hizo.
En la noche del 16-17 de julio de 1918, el zar junto a su esposa e hijos fueron asesinados por los bolcheviques en la casa Ipatiev en Yekaterimburg. El asesinato contaba con la autorización expresa de Lenin y sus aliados.
En el curso de la reunión en el que se decidió la matanza delos Romanov, no estaba Trotsky, pero cuando éste se enteró, el dirigente manifestó que la decisión había sido un acierto. Quizás lo único de lo que se arrepintió es de no haberlos dejado con vida para haber sido el fiscal de su juicio.
El destino del zar y su familia quedó zanjado a mitad de julio, pero esto era ignorado por Alfonso XIII, quien seguía empeñado en salvarlo. Eol 2 de agosto, documentos del Ministerio Francés de Exteriores confirman el deseo del rey de salvar a la familia rusa.
EL REINADO DE ALFONSO XIII
Durante el reinado de Alfonso XIII, de 1902 a la dictadura de Primo de Rivera en 1923, se suceden unos 33 gobiernos. Hace muy poco tiempo que sucedió lo del desastre del 98 de Cuba y Filipinas, que ha abierto los ojos al pueblo llano, no quieren guerras, pero sus militares han entrado a caballo en el Congreso, la Iglesia inmovilista se pronuncia al respecto, se antepone la frivolidad de la nobleza a paliar el hambre que sufren las clases humildes.
Los gastos militares han empobrecido a España, demasiada guerra y poca economía, hay más oficiales en el ejército español que en toda Europa, mientras los soldados van en alpargatas a la guerra de Marruecos, y como comida, latas de sardinas, ante un calor y una sed intensa.
Generales que venden fusiles a los moros, soldados de poca monta que llevan en su petate las insignias de sus superiores, van a hacer carrera, mientras la intendencia se forra vendiendo la comida de la tropa y muchos mandos se divierten con ello.
Se han gastado los tesoros en aventuras militares, se ha entregado la vida de muchos jóvenes a la gloria de pocos.
España vivió una época dorada en los años que duró la Primera Guerra Mundial (1914-1918), creciendo las exportaciones, bajó el déficit con el exterior, se crearon fábricas para surtir de productos que no llegaban, y se exportaron igualmente.
Una vez finalizada la contienda mundial, en los años 20 nuevamente creció el paro al cesar el milagro económico, y el crecimiento demográfico de esos años impulsa a la revuelta a una ingente masa obrera predispuesta a organizarse en sindicatos con políticas surgidas de los movimientos sindicalistas, comunistas y anarquistas.
Las huelgas campesinas y obreras se encadenaban, era la época de los pistoleros, de los sindicatos libres de la patronal que generan una espiral de violencia, que acabó con el asesinato del jefe del goierno, Eduardo Dato,a manos de la CNT, en 1921.
En septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera se pronuncia en Barcelona, el golpe militar quier acabar con la ola de huelgas y violentos altercados que se suceden, con una fuerte represión, pero ésta no podría parar por mucho tiempo a una masa urbana para las que la monarquía representaba el inmovilismo y el caciquismo.
La dictadura pondría en marcha grandes obras públicas como carreteras, ferrocarriles, puertos, embalses para regadíos y generar energía eléctrica, o la puesta en marcha de Telefónica (ITT) y la CAMPSA, pero endeudando al país gravemente, pues no contaban con un aparato fiscal y sólo generó una deuda que debió seguir pagando la II República.
La debacle financiera se uniría a la crisis mundial que se vivió en 1929, hundiendo aún más a una España empobrecida por las campañas militares africanas, que junto con un estamento militar enorme, con efectivos de más de 15.000 y más generales que en toda Europa, 471, y 2500 jefes y oficiales era una verdadera sangría para las arcas del Estado.
En un contexto de grave crisis, el generalPrimo de Rivera consultó el 26 de enero de 1930 a los suyos, la prudencia de seguir en el mando, algo que le motivó la respuesta con mucha desconfianza, lo que motivó que dimitiese ese mismo día y muriese en París exiliado, en 1930
El rey, que no podía volver al sistema parlamentario, depositó su confianza en Dámaso Berenguer, algo que al General Sanjurjo, director de la Guardia Civil, lo concibió como un desaire, pues pensaba que ese puesto sería para él.
Berenguer tardó un año en convocar elecciones, lo que hizo que los propios políticos que estaban del lado del rey, como Niceto Alcalá Zamora, abandonaran al rey en favor del sistema republicano.
En agosto de 1930 se conforma el Pacto de San Sebastián, un movimiento revolucionario para traer la república, apoyado por generales como Queipo de Llano, Hidalgo de Cisneros o el capitán Fermín Gala.
Emilio Mola, entonces director de seguridad, sofocó la sublevación y detuvo a sus miembros, los capitanes Galán y García fueron fusilados, pero fue el inicio del fin del reinado de Alfonso XIII.
Poco después Alfonso XIII, nombró jefe al Almirante Aznar, y serían convocadas unas elecciones para el 12 de abril de 1931, ganando los republicanos en todas las capitales de provincia. El rey pidió ayuda a Sanjurjo, quien le devolvió lo anterior negándole ayuda, cuando el conde Romanones visió a Azaña y éste le recomendó que el rey se exiliase algo que hizo sin oposición.
Los gastos militares han empobrecido a España, demasiada guerra y poca economía, hay más oficiales en el ejército español que en toda Europa, mientras los soldados van en alpargatas a la guerra de Marruecos, y como comida, latas de sardinas, ante un calor y una sed intensa.
Generales que venden fusiles a los moros, soldados de poca monta que llevan en su petate las insignias de sus superiores, van a hacer carrera, mientras la intendencia se forra vendiendo la comida de la tropa y muchos mandos se divierten con ello.
Se han gastado los tesoros en aventuras militares, se ha entregado la vida de muchos jóvenes a la gloria de pocos.
España vivió una época dorada en los años que duró la Primera Guerra Mundial (1914-1918), creciendo las exportaciones, bajó el déficit con el exterior, se crearon fábricas para surtir de productos que no llegaban, y se exportaron igualmente.
Una vez finalizada la contienda mundial, en los años 20 nuevamente creció el paro al cesar el milagro económico, y el crecimiento demográfico de esos años impulsa a la revuelta a una ingente masa obrera predispuesta a organizarse en sindicatos con políticas surgidas de los movimientos sindicalistas, comunistas y anarquistas.
Las huelgas campesinas y obreras se encadenaban, era la época de los pistoleros, de los sindicatos libres de la patronal que generan una espiral de violencia, que acabó con el asesinato del jefe del goierno, Eduardo Dato,a manos de la CNT, en 1921.
En septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera se pronuncia en Barcelona, el golpe militar quier acabar con la ola de huelgas y violentos altercados que se suceden, con una fuerte represión, pero ésta no podría parar por mucho tiempo a una masa urbana para las que la monarquía representaba el inmovilismo y el caciquismo.
La dictadura pondría en marcha grandes obras públicas como carreteras, ferrocarriles, puertos, embalses para regadíos y generar energía eléctrica, o la puesta en marcha de Telefónica (ITT) y la CAMPSA, pero endeudando al país gravemente, pues no contaban con un aparato fiscal y sólo generó una deuda que debió seguir pagando la II República.
La debacle financiera se uniría a la crisis mundial que se vivió en 1929, hundiendo aún más a una España empobrecida por las campañas militares africanas, que junto con un estamento militar enorme, con efectivos de más de 15.000 y más generales que en toda Europa, 471, y 2500 jefes y oficiales era una verdadera sangría para las arcas del Estado.
En un contexto de grave crisis, el generalPrimo de Rivera consultó el 26 de enero de 1930 a los suyos, la prudencia de seguir en el mando, algo que le motivó la respuesta con mucha desconfianza, lo que motivó que dimitiese ese mismo día y muriese en París exiliado, en 1930
El rey, que no podía volver al sistema parlamentario, depositó su confianza en Dámaso Berenguer, algo que al General Sanjurjo, director de la Guardia Civil, lo concibió como un desaire, pues pensaba que ese puesto sería para él.
Berenguer tardó un año en convocar elecciones, lo que hizo que los propios políticos que estaban del lado del rey, como Niceto Alcalá Zamora, abandonaran al rey en favor del sistema republicano.
En agosto de 1930 se conforma el Pacto de San Sebastián, un movimiento revolucionario para traer la república, apoyado por generales como Queipo de Llano, Hidalgo de Cisneros o el capitán Fermín Gala.
Emilio Mola, entonces director de seguridad, sofocó la sublevación y detuvo a sus miembros, los capitanes Galán y García fueron fusilados, pero fue el inicio del fin del reinado de Alfonso XIII.
Poco después Alfonso XIII, nombró jefe al Almirante Aznar, y serían convocadas unas elecciones para el 12 de abril de 1931, ganando los republicanos en todas las capitales de provincia. El rey pidió ayuda a Sanjurjo, quien le devolvió lo anterior negándole ayuda, cuando el conde Romanones visió a Azaña y éste le recomendó que el rey se exiliase algo que hizo sin oposición.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
LUGARES DE ENCUENTRO EN EL SIGLO XIX Y XX
1. LOS CAFÉS
El contexto histórico de este momento tan propicio para los cafés era que el breve reinado de Amadeo de Saboya, llegado el 2 de enero de 1871. Prim acababa de ser asesinado y Madrid está dividido y envuelto en un clima de intrigas y complot, prueba de ello, los enfrentamientos existentes entre las cracciones políticas: los alfonsinos que deseaban como monarca al hijo de Isabel II, y los republicanos, que querían la república, y por último los carlistas que deseaban como rey a otra rama dinástica.
El reinado del monarca italiano fue breve, y le sucedió la I República, que duró sólo un año, de la que fuern presidentes: Pi Margall, Salmerón y Castelar. El 2 de enero de 1874 se produjo la transición del régimen republicano a la Restauración monárquica, ras el golpe del General Pavía, que provocó el coronamiento a Alfonso XII.
Por su parte, el entorno de Madrid en ese momento era apacible: contaba con 20 mil habitantes; desde 1871 podían disfrutar del primer tranvía, cuyo recorrido iba desde la Puerta del SOl al barrio de Salamanca, extendéndose pronto a Argüelles, compitiendo así con los coches de caballo que invadían el centro de la ciudad.
Ya en 1895 llegó un nuevo transporte: las carreras de velocípedos. na máquina que constaba de una rueda delantera de gran tamaño y otra trasera sobre las que se subían hombres de forma similar a los jockeys, para meterse en una carrera cuya meta era lograr no caerse.
Fue en ese momento en el que aumentó el número de cafeterías y chocolaterías por toda la ciudad.
A la hora de hablar de los orígenes del café debemos remontarnos al siglo XVII, momento en el que se introduce en Europa tres productos diferentes, que fueron aceptados de manera diversa en cada país. Estos productos n son otros que el chocolate procedente de América y que se arraigó fuertemente en España, Francia e Italia; el té de Oriente Próximo y muy acogido en Rusia y Gran Bretaña y Portugal, y por último, el café del cercano Oriente, introducido ya por los árabes, pero que ahora se etxendía por toda Europa.
El grano del café es fruto del cafeto, un árbol del que se tiene diveras variedades. Se cultiva en Brasil, pero también en lugares de Europa de altas latitudes. Su grano es de gran tamaño, y tras el tratamiento al que es sometido, se ven cafés suaves y duros.
En Europa se dan numerosas discusiones sobre sus pros y contras, de manera que unos pensaban que era una bebida que envenenaban a los hombres, y para los otros era un néctar. Pese a estas incidencias, el café cambió los hábitos de vida de los españoles, que siempre habían tomado el chocolate, símbolo de las normas impuestas por la aristocracia. El café suonía romper con todos los esquemas, convirtiéndose en bebida de escritores e intelectuales que aceptaban los cambios impuestos por la ilustración europea.
Madrid fue la primera ciudad europea en tomar café, que fue sustituyendo poco a poco las tradicionales botillerías. Las botillerías eran lugares de paso, mal alumbradas, en las que se servían alcohol y licores, También se servía chocolate y bizcochos, leche merengada, naranjadas ... Las verdaderas damas no entraban en los locales, sino que se hacían servir esperando en sus coches, mientras que dentro había parejas de majos y manolas.
En un principio, las instalacones eran penosas y contaban con espejos que deformaban las imágenes, quinqués adosados a las columnas a modo de iluminación, mesas demadera y banquillos. En el interior había un mostrador repleto en su interior de botellas de licores, como aguardiente dulce, siendo bebidas srvidas por camareros vestidos de negro con delantal blanco.
Pero lo fundamental es que jugó un papel social especial en esos años, pero trayeron numerosos tabúes, como la prohibición de la entrada de la mujer, aunque pasado un tiempo, nadie les negaría el derecho a entrar.
Los cafés más antiguos eran los de la calle Santo Domingo, como el Café de San Anton o San Luis. En la calle Carretas existía el Café y la Botillería de Pombo, fundado en el siglo XVIII, donde se reunieron políticos como Prim, Sagasta, O´Donell ... o e daban tertulias como la de Ramón Gómez de la Serna.
Ya en el siglo XIXI surgieron en Madrid cafés que no sólo ofrcen tertulias, sino teatros, siendo los cafés-teatros. El primero, el de Capellane, en el que se iniciaba el ensayo y representación por el precio de la comsumición: dos reales. La idea gustó, naciendo otros como el del Carmen o el de Artistas.
Los cafés sustituyeron a los salones, los clubs los casinos, dando vida literaria a la ciudad. Hasta la guerra civil, hubo cafés para todos los públicos: toreros, cómicos, pintores, escritores ... como Azaña, asiduo como Jacinto Benavente o Jardiel Poncela.
Desde el Café de San Millán, prototipo de café de barrio donde se reunían ganaderos, arrieros, mozos de mula ... hata cafés donde se reunían políticos, aristócratas ... Este era el café de Fornós, símbolo de la vida de Mardrid del siglo XIX y principios del XX. Se ubicaba en la calle Alcalá y su fundador fue Manuel Fornós, propietario también del Café Europeo. Era un café montado a todo lujo, decorado con pinturas, tapices, alfombras y cómodos sofás, que constaba en la parte superior de un amplio corredor y el entresuelo unos cuantos reservados para tertulias masculinas de hombres d enegocios, o para las parejas que no querían ser vistas.
También en la calle Alcalá se ubicaba el Café Suizo, ubicado donde hoy está el Banco de Bilbao. En este café pasaron largas tardes Ramón y Cajal, acompañados Carlos Rubias y Salmerón, donde se daba una tertulia de médicos. Algo que lo diferenciaba del resto de cafés era que contaba con un salón exclusivo para mujeres, el salón blanco, donde se servía chocolate y crema acompañado de un bollo suizo.
Poco a poco se fueron inaugurando cafés con mejores instalaciones y donde se reunían todo tipo de personas.
Lamentablemente, y con el paso del tiempo, los cafés fueron quedando para aquellos que tenían más de 30 años, mientras los jóvenes preferían frecuentar los bares americanos, donde llegaban nuevas bebidas, cocktails, sandwiches ...
Las personas ya no tenían el mismo tiempo para disfrutar relajadamente de la charla con otras personas.
2. LAS TABERNAS
Desde el siglo XIX, las tabernas madriñeñas van a ser muy características, siendo producto genuino de la villa de Madrid. Tienen características tanto dentro como fuera que la hacen diferentes a las demás.
- Exteriores sombríos decorados con planchas o cuarterones de madera barnizada con pintura roja. Se va a identificar la pintura roja con el buen vino, y además, este color se convertirá en una de las eñas de identidad de estos bares.
- Disponían fuera de una barra de hierro que, cruzada, y con un gran candado era usada para cerrar los establecimientos.El cierre se producía a altas horas de la noche.
- Sobre la cornisa estaba el número de la calle, bien visible y el nombre del propietario en letras oscuras y blancas. Con el paso del tiempo, la prosperidad económica se vio reflejada en sus fachadas, usando nuevos materiales para la decoración, como el vidrio o el azulejo, ofreciendo en las puertas atractivos dioramas de las bebidas alcohólicas y el menú culinario que se servía.
En cuanto a su interior, las proporciones eran medias, con una barra dem adera oscura labrada. El mostrador era el de zinc, detrás del cual se encontreaba el tabernero. Las mesas eran de mármol y los bancos corridos. Había un antiguo y reluciente filtro de agua. Los zócalos eran de madera o cerámica, y solía haber un reloj, recipientes y medidores.
Otra característica eran as sentencias que se fijaban en sus muros, como "El camello es el animal que más resiste sin beber, no seas camello".
Estas tabernas se diferenciaban de otros bares en que despachaban bebidas alcohólicas como en las bodegas, por er ruidosas detentar la primacía del alterne, el rocerío y la tertulia para los pobres.
La taberna, ademas de ser un local donde se despacha bebida, se sirve comida de forma barata, poco informal, casera, con platos tradicionales como riñones, callos, mollejas, bacalao ... El público que asistía eran jóvenes universitarios. Pero a altas horas de la madrugada servían una especie de Té con chispazo, cuya preparación llevaba a un complejo ritual, grandes teteras con té negro desmenuzado en hilillos, el agua y el vapor. El chispazo era el aguardiente de la casa. Hoy en día se sigue sirviendo enun único sitio en Madrid, en la Casa de Eugenio Humanes, en la calle Embajadores.
Estos establecimientos abundaban en las barriadas de Lavapies, Delicias, Pacífico, el Rastro, las Peñuelas y Arganzuela, junto con la zona de Cuatro Caminos y Chamberí.
Una de las tabernas que ma´s se conocían en la villa es la taberna de Don Antonio Sánchez, situado en el número 13 de la calle Mesonero Romanos. Decorada con una gran cantidad de cuadros, medallones con rostros de toreros y dos cabezas de toro.
Otra de las que pervive es el Maragato, en la calle de San Andrés, de color rojo y con los carteles que señalan vino comida y frutas.
3. MESONES
Por lo que respecta a los mesones, fueron igual que las tabernas lugar de servir comidas y bebidas. Sus bajos y sótanos tenían forma laberíntica, llenos de muro de carga y arquilla que van a tener cierto halo de misterio.
Estaban decorados con azulejos, cacharras de cobre, y de las paredes cuelgan lienzo.
Los mesones daban un ambiente íntimo que proporcionaban la charla, charlas amenizadas con vino o fino y acompañadas con tacos de jamón y queso, ofreciendo un queijo de la guitarra y los osnes del acordeón.
Estos mesones se ubicaban en la Plaza Mayor, en las Cavas Altas y Bajas, Arco de Cuchilleros y Cava de San Miguel. Pese a haber sido un punto de pasada de transhumantes y nñomadas, en el siglo XIX albergaba a los vecinos del barrio y labriegos de tierras cercanas y de Extremadura.
En los paradores de la Cava se trataba la venta del trigo y el vino, se negociaba el precio de la caballería, que se feriaba los jueves. Era centro de recaredos y comisarios, de allí salía al pueblo lo que hacía falta, sin pasar por la Plaza Mayor, proveyéndose de ello en las calles de la puerta de Toledo. Hoy se ve la antigua estructura urbana de la Cava Baja, con la conversión de algunos de estos mesones en los mejores restaurantes de Madrid.
4. FONDAS
Era un lugar de escasa categoría donde se daba comida y alojamiento. Eran las "casas de dormir", cuyas habitaciones guardaban un número de camas destinadas a dar abrigo en la noche a las personas sin domicilio. Las había de distintas categorías, para mujeres, para hombres, para citas clandestinas de sexo. Además, había un cierto número de casas llamadas paradores, donde se admitían a las personas la noche a 0.25 pesetas la noche, como el de Picazo, de Luna, de Medina ...
Estas casas se encuentran en los barrios bajos, sobre todo en los distritos de La Latina y la Inclusa. Su número se elevaba a una cifra de 30. En algunas, sólo agunos pisos albergaban pero en otras, era todo el edificio, categorizando los pisos de forma diferente: el primero destinado a la clase más indigente, por 10 céntimos la noche, con habitaciones ocupadas entre 6-10 camas; el segundo piso tiene una cllientela menos mísera, con dos o trs camas por habitación y los demás pisos son de cita clandestinas.
La parte inferior de la clase obrera, se veían obligados a habilitar 2casas- jaula", faltas de luz y aire respirable, con alimentación insuficiente. Dada una alimentación tane scasa, no es extraño pensar que el obrero recurría al alcohol para alarmar su sistema nervioso y evitar de esta forma el hambre.
Una de las mejores fondas se ubicaba en la Calle Alcalá en el local de las DIligencias peninsulares: la Fonda de Europa era económica, situada en la calle Peregrinos. Fue en una de estas fondas de la calle Tetuán donde se fundó el Partido Socialista en mayo de 1879.
El contexto histórico de este momento tan propicio para los cafés era que el breve reinado de Amadeo de Saboya, llegado el 2 de enero de 1871. Prim acababa de ser asesinado y Madrid está dividido y envuelto en un clima de intrigas y complot, prueba de ello, los enfrentamientos existentes entre las cracciones políticas: los alfonsinos que deseaban como monarca al hijo de Isabel II, y los republicanos, que querían la república, y por último los carlistas que deseaban como rey a otra rama dinástica.
El reinado del monarca italiano fue breve, y le sucedió la I República, que duró sólo un año, de la que fuern presidentes: Pi Margall, Salmerón y Castelar. El 2 de enero de 1874 se produjo la transición del régimen republicano a la Restauración monárquica, ras el golpe del General Pavía, que provocó el coronamiento a Alfonso XII.
Por su parte, el entorno de Madrid en ese momento era apacible: contaba con 20 mil habitantes; desde 1871 podían disfrutar del primer tranvía, cuyo recorrido iba desde la Puerta del SOl al barrio de Salamanca, extendéndose pronto a Argüelles, compitiendo así con los coches de caballo que invadían el centro de la ciudad.
Ya en 1895 llegó un nuevo transporte: las carreras de velocípedos. na máquina que constaba de una rueda delantera de gran tamaño y otra trasera sobre las que se subían hombres de forma similar a los jockeys, para meterse en una carrera cuya meta era lograr no caerse.
Fue en ese momento en el que aumentó el número de cafeterías y chocolaterías por toda la ciudad.
A la hora de hablar de los orígenes del café debemos remontarnos al siglo XVII, momento en el que se introduce en Europa tres productos diferentes, que fueron aceptados de manera diversa en cada país. Estos productos n son otros que el chocolate procedente de América y que se arraigó fuertemente en España, Francia e Italia; el té de Oriente Próximo y muy acogido en Rusia y Gran Bretaña y Portugal, y por último, el café del cercano Oriente, introducido ya por los árabes, pero que ahora se etxendía por toda Europa.
El grano del café es fruto del cafeto, un árbol del que se tiene diveras variedades. Se cultiva en Brasil, pero también en lugares de Europa de altas latitudes. Su grano es de gran tamaño, y tras el tratamiento al que es sometido, se ven cafés suaves y duros.
En Europa se dan numerosas discusiones sobre sus pros y contras, de manera que unos pensaban que era una bebida que envenenaban a los hombres, y para los otros era un néctar. Pese a estas incidencias, el café cambió los hábitos de vida de los españoles, que siempre habían tomado el chocolate, símbolo de las normas impuestas por la aristocracia. El café suonía romper con todos los esquemas, convirtiéndose en bebida de escritores e intelectuales que aceptaban los cambios impuestos por la ilustración europea.
Madrid fue la primera ciudad europea en tomar café, que fue sustituyendo poco a poco las tradicionales botillerías. Las botillerías eran lugares de paso, mal alumbradas, en las que se servían alcohol y licores, También se servía chocolate y bizcochos, leche merengada, naranjadas ... Las verdaderas damas no entraban en los locales, sino que se hacían servir esperando en sus coches, mientras que dentro había parejas de majos y manolas.
En un principio, las instalacones eran penosas y contaban con espejos que deformaban las imágenes, quinqués adosados a las columnas a modo de iluminación, mesas demadera y banquillos. En el interior había un mostrador repleto en su interior de botellas de licores, como aguardiente dulce, siendo bebidas srvidas por camareros vestidos de negro con delantal blanco.
Pero lo fundamental es que jugó un papel social especial en esos años, pero trayeron numerosos tabúes, como la prohibición de la entrada de la mujer, aunque pasado un tiempo, nadie les negaría el derecho a entrar.
Los cafés más antiguos eran los de la calle Santo Domingo, como el Café de San Anton o San Luis. En la calle Carretas existía el Café y la Botillería de Pombo, fundado en el siglo XVIII, donde se reunieron políticos como Prim, Sagasta, O´Donell ... o e daban tertulias como la de Ramón Gómez de la Serna.
Ya en el siglo XIXI surgieron en Madrid cafés que no sólo ofrcen tertulias, sino teatros, siendo los cafés-teatros. El primero, el de Capellane, en el que se iniciaba el ensayo y representación por el precio de la comsumición: dos reales. La idea gustó, naciendo otros como el del Carmen o el de Artistas.
Los cafés sustituyeron a los salones, los clubs los casinos, dando vida literaria a la ciudad. Hasta la guerra civil, hubo cafés para todos los públicos: toreros, cómicos, pintores, escritores ... como Azaña, asiduo como Jacinto Benavente o Jardiel Poncela.
Desde el Café de San Millán, prototipo de café de barrio donde se reunían ganaderos, arrieros, mozos de mula ... hata cafés donde se reunían políticos, aristócratas ... Este era el café de Fornós, símbolo de la vida de Mardrid del siglo XIX y principios del XX. Se ubicaba en la calle Alcalá y su fundador fue Manuel Fornós, propietario también del Café Europeo. Era un café montado a todo lujo, decorado con pinturas, tapices, alfombras y cómodos sofás, que constaba en la parte superior de un amplio corredor y el entresuelo unos cuantos reservados para tertulias masculinas de hombres d enegocios, o para las parejas que no querían ser vistas.
También en la calle Alcalá se ubicaba el Café Suizo, ubicado donde hoy está el Banco de Bilbao. En este café pasaron largas tardes Ramón y Cajal, acompañados Carlos Rubias y Salmerón, donde se daba una tertulia de médicos. Algo que lo diferenciaba del resto de cafés era que contaba con un salón exclusivo para mujeres, el salón blanco, donde se servía chocolate y crema acompañado de un bollo suizo.
Poco a poco se fueron inaugurando cafés con mejores instalaciones y donde se reunían todo tipo de personas.
Lamentablemente, y con el paso del tiempo, los cafés fueron quedando para aquellos que tenían más de 30 años, mientras los jóvenes preferían frecuentar los bares americanos, donde llegaban nuevas bebidas, cocktails, sandwiches ...
Las personas ya no tenían el mismo tiempo para disfrutar relajadamente de la charla con otras personas.
2. LAS TABERNAS
Desde el siglo XIX, las tabernas madriñeñas van a ser muy características, siendo producto genuino de la villa de Madrid. Tienen características tanto dentro como fuera que la hacen diferentes a las demás.
- Exteriores sombríos decorados con planchas o cuarterones de madera barnizada con pintura roja. Se va a identificar la pintura roja con el buen vino, y además, este color se convertirá en una de las eñas de identidad de estos bares.
- Disponían fuera de una barra de hierro que, cruzada, y con un gran candado era usada para cerrar los establecimientos.El cierre se producía a altas horas de la noche.
- Sobre la cornisa estaba el número de la calle, bien visible y el nombre del propietario en letras oscuras y blancas. Con el paso del tiempo, la prosperidad económica se vio reflejada en sus fachadas, usando nuevos materiales para la decoración, como el vidrio o el azulejo, ofreciendo en las puertas atractivos dioramas de las bebidas alcohólicas y el menú culinario que se servía.
En cuanto a su interior, las proporciones eran medias, con una barra dem adera oscura labrada. El mostrador era el de zinc, detrás del cual se encontreaba el tabernero. Las mesas eran de mármol y los bancos corridos. Había un antiguo y reluciente filtro de agua. Los zócalos eran de madera o cerámica, y solía haber un reloj, recipientes y medidores.
Otra característica eran as sentencias que se fijaban en sus muros, como "El camello es el animal que más resiste sin beber, no seas camello".
Estas tabernas se diferenciaban de otros bares en que despachaban bebidas alcohólicas como en las bodegas, por er ruidosas detentar la primacía del alterne, el rocerío y la tertulia para los pobres.
La taberna, ademas de ser un local donde se despacha bebida, se sirve comida de forma barata, poco informal, casera, con platos tradicionales como riñones, callos, mollejas, bacalao ... El público que asistía eran jóvenes universitarios. Pero a altas horas de la madrugada servían una especie de Té con chispazo, cuya preparación llevaba a un complejo ritual, grandes teteras con té negro desmenuzado en hilillos, el agua y el vapor. El chispazo era el aguardiente de la casa. Hoy en día se sigue sirviendo enun único sitio en Madrid, en la Casa de Eugenio Humanes, en la calle Embajadores.
Estos establecimientos abundaban en las barriadas de Lavapies, Delicias, Pacífico, el Rastro, las Peñuelas y Arganzuela, junto con la zona de Cuatro Caminos y Chamberí.
Una de las tabernas que ma´s se conocían en la villa es la taberna de Don Antonio Sánchez, situado en el número 13 de la calle Mesonero Romanos. Decorada con una gran cantidad de cuadros, medallones con rostros de toreros y dos cabezas de toro.
Otra de las que pervive es el Maragato, en la calle de San Andrés, de color rojo y con los carteles que señalan vino comida y frutas.
3. MESONES
Por lo que respecta a los mesones, fueron igual que las tabernas lugar de servir comidas y bebidas. Sus bajos y sótanos tenían forma laberíntica, llenos de muro de carga y arquilla que van a tener cierto halo de misterio.
Estaban decorados con azulejos, cacharras de cobre, y de las paredes cuelgan lienzo.
Los mesones daban un ambiente íntimo que proporcionaban la charla, charlas amenizadas con vino o fino y acompañadas con tacos de jamón y queso, ofreciendo un queijo de la guitarra y los osnes del acordeón.
Estos mesones se ubicaban en la Plaza Mayor, en las Cavas Altas y Bajas, Arco de Cuchilleros y Cava de San Miguel. Pese a haber sido un punto de pasada de transhumantes y nñomadas, en el siglo XIX albergaba a los vecinos del barrio y labriegos de tierras cercanas y de Extremadura.
En los paradores de la Cava se trataba la venta del trigo y el vino, se negociaba el precio de la caballería, que se feriaba los jueves. Era centro de recaredos y comisarios, de allí salía al pueblo lo que hacía falta, sin pasar por la Plaza Mayor, proveyéndose de ello en las calles de la puerta de Toledo. Hoy se ve la antigua estructura urbana de la Cava Baja, con la conversión de algunos de estos mesones en los mejores restaurantes de Madrid.
4. FONDAS
Era un lugar de escasa categoría donde se daba comida y alojamiento. Eran las "casas de dormir", cuyas habitaciones guardaban un número de camas destinadas a dar abrigo en la noche a las personas sin domicilio. Las había de distintas categorías, para mujeres, para hombres, para citas clandestinas de sexo. Además, había un cierto número de casas llamadas paradores, donde se admitían a las personas la noche a 0.25 pesetas la noche, como el de Picazo, de Luna, de Medina ...
Estas casas se encuentran en los barrios bajos, sobre todo en los distritos de La Latina y la Inclusa. Su número se elevaba a una cifra de 30. En algunas, sólo agunos pisos albergaban pero en otras, era todo el edificio, categorizando los pisos de forma diferente: el primero destinado a la clase más indigente, por 10 céntimos la noche, con habitaciones ocupadas entre 6-10 camas; el segundo piso tiene una cllientela menos mísera, con dos o trs camas por habitación y los demás pisos son de cita clandestinas.
La parte inferior de la clase obrera, se veían obligados a habilitar 2casas- jaula", faltas de luz y aire respirable, con alimentación insuficiente. Dada una alimentación tane scasa, no es extraño pensar que el obrero recurría al alcohol para alarmar su sistema nervioso y evitar de esta forma el hambre.
Una de las mejores fondas se ubicaba en la Calle Alcalá en el local de las DIligencias peninsulares: la Fonda de Europa era económica, situada en la calle Peregrinos. Fue en una de estas fondas de la calle Tetuán donde se fundó el Partido Socialista en mayo de 1879.
JARDIN BOTÁNICO DEL PRADO
El 25 de julio de 1774 se decide el tralado del Jardín Botánico de las afueras de Madrid en el sitio de Migas Calientes, actual Prado. Este traslado formaba parte de la gran reforma urbanística emprendida en 1766 por Carlos III, encargando tal proyecto al arquitecto real, Sabatini. Sus propuestas no llegaron a plasmarse, pero si la influenciaron.
Las primeras explanaciones comenzaron en 1776 y poteriormente la construcción de la Puerta Real. En 1850 fue cuando se presentó el proyecto de enrejado para encerrar este paraje con una verja, que sirviese además como mirador. A partir de 1780 se hizo cargo de la obra Juan de Villanueva, quien modificó el diseño del jardín con ideas neoclásicas de los tiempos.
Con la fundación del Jardín se inició además la afición e interés por la botánica en Madrid. En ellos se albergaron numerosas coleccones de plantas, siendo organizada la vida del centro por Gómez Ortega, a quien se debe la creación de todo lo de alrededor.
Tras la república, donde se hicieron algunas reformas, se han hecho otro edificios allí para el estudio de esta ciencia.
Las primeras explanaciones comenzaron en 1776 y poteriormente la construcción de la Puerta Real. En 1850 fue cuando se presentó el proyecto de enrejado para encerrar este paraje con una verja, que sirviese además como mirador. A partir de 1780 se hizo cargo de la obra Juan de Villanueva, quien modificó el diseño del jardín con ideas neoclásicas de los tiempos.
Con la fundación del Jardín se inició además la afición e interés por la botánica en Madrid. En ellos se albergaron numerosas coleccones de plantas, siendo organizada la vida del centro por Gómez Ortega, a quien se debe la creación de todo lo de alrededor.
Tras la república, donde se hicieron algunas reformas, se han hecho otro edificios allí para el estudio de esta ciencia.
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