domingo, 3 de octubre de 2010

SEMANA TRAGICA DE 1909

A principios del verano de 1909, la hostilidad de las cábilas de Marruecos con las tropas españolas establecidas en Melilla y en el Rihf habían aumentado de tal forma que el gobierno conservador de Antonio Maura, tras la derrota del Barranco del Lobo, en donde en menos de 15 días habían muerto más de doscientos soldados, , decidió movilizar unidades de reservistas, en concreto, en Cataluña. La decisión afectaba a las clases pobres, puesto que las familias más podían pagar la exclusión de sus hijos de las quintas. Esta injusticia, añadida al hecho de que entre los llamados a filas, tratándose de reservistas de 1902, había muchos casados y  padres de familias, dando motivos suficientes para recrudecer más la campaña antimilitarista que llevaba la prensa.
Muchas voces alertaban que la intervención del ejército en la campaña de la prensa izquierdista era una mala soliución a la ineptitud dela compañía explotadora de las minas para obtener buenas relaciones con el sultán.
En Barcelona, la campaña de la prensa izquierdista fue más virulenta, pues los principales accionistas de la empresa minera eran el Marqués de Comillas y el Conde de Güell.

En este contexto, con el recuerdo de los muertos y heridos de la guerra de Cuba vivo aú,, el malestar de Barcelona era ilimitado. El ambiente predisponía a la gente que corearan en las calles, de forma espontánea la consigna "A baix la guerra". La prensa no dejaba de publicar artículos que denunciaban las injusticias de los hechos.

"Antes la revolución que la guerra" se leía como titular en El Progreso el día 20 de julio. En los medios obreristas corría el rumor de una huelga, y la protesta tenía que ser pacífica.

El tono pacifista quedó olvidado ante los hechos. A pesar que la huelga para toda España, que contaba con el apoyo del PSOE se había previsto para el lunes 2 de agosto, la negativa delos tranviarios a secundarla provocó que durante la tarde del lunes 26 de julio, se rodujeran enfrentamientos viokentos en las calles de Barcelona.
En pocas horas, los disturbios tomaron el perfil de movimiento que superó la capacidad de dirección del comité de huelgas formada por el socialista Antoni Fabra i Ribas, el anarquista José Romero y el sindicalista Miguel Villalobos. Aquel mismo día, por la noche, el comité, con la intención de canalizar los sucesos, decidió intercambiar opiniones con los republicanos. Automáticamente, las autoridades optaron precipitadamente por declarar el estado de guerra.

La noticia de Melilla de que se habían fusilado a 12 soldados del batallón de Reus por haber participado en gritos de protestas de "Abajo la guerra y mueran los déspotas", inició las hostilidades.

La demagogia de Alejandro Lerroux, un periodista llegado a Barcelona a principios de siglo, había coneguido en pocos años consolidar un partido político, el Republicano Radical, capaz de enfrentarse con el catalanismo organizado y dividir el republicanismo. Su gran arma era la oratoria, quer incitaba a los obreros a organizarse para destruir la sociedad establecida.
Los ataques iban dirigidos a la burguesía y a la Iglesia. Su furor penetró en los sectores obreros desencantados de los fracasos de las huelgas anarquistas y alejados socialmente de los círculos comprometidos con la regeneración de la cultura catalana.
Los inmigrantes, que por aquel entonces constituían en Barcelona un porcentaje elevado de la población obrera, especialmente la menos cualificada, se decantaron a favor de sus ilusttrados.

El carácter violento y de incitación a la destrucción de la proclama apela a la virilidad, enaltece la condición de bárbaro, asocia el heroísmo com la violencia y descalifica el sentimiento de una piedra humana. Pero debemos destacar, que en lso días de la Semana Trágica, Lerroux no estaba en Barcelona.

El carácter insurreccional de las protestas tomó cuerpo la misma noche del lunes 26 de julio con un tiroteo en la zona fabril de Poble Nou, Los enfrentamientos continuaron de madrugada. En este episodio se incendió el Patronato Obrero de San José, regentado por los hermanos maristas, y fue asesinado su director, el hermano Lycarion. A la llegada de las fueras del ejército, la gente reaccionó con aplausos, en un claro intento de confraternización y de impedir que actuaran.

La paradoja de que un centro educativo para obreros fuera el objetivo de los amotinados, sólo se explica por ser el único centro católico más beneficiado por las ayudas del marqués de Comillas que, además de accionistas de las minas del Rif, también era el propietario de la Compañía Trasatlántica Española , y por tanto, el Armador de Montevideo y de Buenos Aires, los dos barcos usados para transportar a soldados a Marruecos.

La violencia continuó el martes por la tarde. Pese a la falta de dirección efectiva de las protestas los testimonios certifican que en ellos habían numerosas mujeres que optaron por saquear la armería de la ciudad y apostarse en las calles con barricadas al mismo tiempo que dirigían sus ataques contra los conventos, iglesias y centros parroquiales. El primer incidente lo protagonizó una multitud congregada en la Ronda de Sant Antoni, que decidió incendiar el convento de las Jrónimas del barrio de Pedró, así como el colegio y residencia de los Escolapios. Otro grupo atacó ese mismo día la iglesia de San Pau del Camp y el convento de los franciscanos.

Aquella noche, se podían contemplar ardiendo hasta 30 edificios rligiosos en  ciudad. En general, los asaltantes respetaban la vida de los clérigos. Pero el párroco de Poble Nou murió asfixiado dentro de la riglesia y un religioso resultó mortalmente herido en el ataque al convento de Sant Antoni. El miércolesp or la tarde continuaron los incendios, mientras que el jueves la insurrección, pese a quel os subolevados habían conseguido sustraer armas de un cuartel, fue menguado con intensidad, ante el aumento de efectivos del ejército.

En el asalto al convento de las jerónimas, el rpimero atacado, los incendiarios desenterraron a unos cuantos cadáveres, y viendo que las momias estaban atadas de manos y pies, las arrastraron por la ciudad con la intención de hacer ver que en los conventos se practicaban las torturas, ignorando que se trataba de un antiguo arte en amortajar.

El lunes siguiente, 2 de agosto de 1909, el orden quedó restablecido, y los obreros volvieron a sus trabajos.
El balance delos sucesos fue trágico: pese a la cantidad de edificios destruidos por el fuego varían, los datos más fiables indican que se incendiaron 14 de las 58 iglesias de la ciudad, 33 colegios religiosos y 30 conventos, de un total de 75. Del os enfrentamientos armados, resultaron muertos 104 civiles y 6 militares, y hubo 370 heridos, la mayoría de las filas de los amotinados.

Cabe destacar que sólo 6 de los obreros muertos eran oriundos de Barcelona.

La represión que vino después supuso la detención de más de 12 mil obreros, de los cuales la mitad fueron encarcelados.  Se ejecutaron 5 penas capitales y 9 cadenas perpetuas, el resto, fueron penas menores.

El debate antirreligioso se popularizó con el estreno en 1901 de la obra de Benito Pérez Galdós "Electra". La obra fue un emblema de los anticlericales, por la analogía del documento con un caso real ocurrido meses antes enconado finalmente a un tema judicial: la coacción moral sobre una joven para que abrazara la vida espiritual. A la salida de los teatros, numerosos grupos se manifestaban en contra del clericalismo, al igual que en otras ciudades, como Barcelona.

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